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334 DE LAS !HF 'IC.TL' L\DES SOCIOLOGICAS tud y al bien común. Como en el artículo anterior, sólo señalamos los puntos comunes de mayor relieve. 459. bis. ·l. Poligamia.-Por lo dureza del corazón permitió Dios a los judíos del Antiguo Testamento la poligamia. Existió en los pueblos antiguos y pt·rdura todavía en países no civiliza– dos. Es una verdadera plaga social de difíci 1 extirpación. En unas partes es efecto de la corrupción; en otras, más de costumbre y tradición; en olgunos nhedece a la posición social, tstimúndose la categoría de la persona por el n úmcro de esposas r¡uc la rodean. Provenga de una u otra causa, constituye un impedimento grande para la conversión. Si uno de los cónyuges desea conver– tirse, forzosamPnte se ve obligado a separarse de la parte concu– binaria. Bastará su conversión para que -;e lt: arroje de ia familia. de la tribu, de la casa, etc. Y¿ cómo s:' resignarán a Yivir :,,eparn• <lamente de sus connaturales perseguidos con peligro de vida? Se necesita virtud heroica para superar tan inminern·c; peligros y dificultades. Por otra parte, si un personaje distinguido quiere cunvt>rtirse, al abandonar sus concubinas, serf1 desprestigiado y decaerá Je su clase. Esa falsa estimación, el respeto humano y Pl amor propio le impedirán la realización de sus propósitos ... l\1as lo arduo no es imposible. La experi(·ncia y el testimonio de celosos misioneros nos enseña que las conversiones de los polí– gamos, aunque más raras, se dan (18). Algunas sectas protestan– tes toleran la poligamia en esos países, como un caso de excep– ción; los católicos no podemos transigir. Al misionero le perte– nece ornr y trabajar. Dios dnrá el fruto, cttnnflo le plazca. En tales países es preferible intensificar m{ts Pl apostolado entre los niños; por ellos se influirá en los padres, v, cuando menos, se reformarán !as gPneraciones sucesivas (19). 460. 2. La famiHa.-La familia pagana ditine mucho de la cristiana. La poligamia forzosamente disminuye rl espíritu fami– liar. La desigualdad de dnechos entre los cónyuges, los celos, pre– ferencias, maledicencias, ptc., de las diversas mujeres impiden las íntimas relaciones de familia. Sólo la monogamia, informada del espíritu cristiano, puede formar hogares felice,- (20). Dos cosas pueden facilitar la formación <le la familia: la conyersión simul- (lR) Cfr. G. Dnco,;TENY, o. e.. P!l Bu/letin des Jfissin11s, nov.-dic., Hl29, p. 324. (19) Cfr. F. Tnoo•nc'1. rom'n-<inn nf parents thrrmgh "/w ehildrcu, ,,n Cnnrcr sion, Compte de la huit., ~em dP ~.Iís. de Louvain, 15l30. (20) Cfr. DeFONTENY, o c., mai-jun.• 1927, p 275.
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