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NOCIO;\/ ES PHELIJ\UK\HES. - TIERRA DI•: MISION • 7 separados; Apostolado de la Unión, etc. Por estas modificacio– rws de método y clt' adaptación la realidad objetiva no cambia. También se objeta que los heterodoxos son miembros de la Iglesia, conocen ya el Evangelio, tienen la fe de Jt'sucristo. Pero pnr la palabra misi<Jll 110 S(' lw dP entender s1'iln prl'dicar el Fvangl'– lio, propagar la fe y bautizar. Signilica también propagar el Evan– gelio, nu en S1'ntido exclusivo, mas cal1ílico; propagar la fe ~•er– dadera; extender la Iglesia completa con integridad de doctrina, unidad de régimen, ckpendencia del J efo Supn·mo, Vicario de Cristo y sucesor de San P<>dro. Algunos quieren conciliar estas dos opiniones, distinguiendo el término misión en dos sentidos: uno estrecho, que In limita a sólo los que no están bautizados; otro lato, que lo extiende tambi( 1 n a los heterodoxos y cismáticos. De lo dicho podemos definir la misión en un sentido católico dicirndo: Es aquella parte del ministerio eclesiástico que se ociipa de la plantación y consofidación de la l¡,;lesia, cutól-ica entre los 11 o católicos ( 45). Por tanto, un país se podrá llamar tierra de misión hasta que la Iglesia cFttólica no esté perfectamente conso– lidada. 4. Tierra de misión.--Conviene desde el principio precisar en qué consiste d país o tierra de misión (terra missionum). Algunas Yeces sP le da un concepto demasiado ~mlgar, entendiendo por tierra de misiones extranjeras regiones incultas, bftrharas y sal– vajPs. Esta significación no t·s 1·xacta; porque regiones y pueblos han vivido y ,;iven todavía fuera de la lg\Psia católica que posePn una elPvada cultura; v. gr.: los t·gipcios, indios, chinos y japo– nesPs. No es posible definir la tierra de misiones bajo el solo as– pecto etnográfico. Tampoco basta el punto de vista geográfico sujeto a constantes oscilaciones de tiempo y espacio. Así, por ejemplo, España en los tres primeros siglos es país de misión; en el siglo IV no se puede ya considerar como tal ; pues en el Concilio de Elvira del 306 se reúnen ya 19 obispos; en el siglo Y es ocupada por los suevos y visigodos; en el VII el PpiscClpado católico está ya sóli– damente establecido entrf" los visigodos; f'n el VIII casi toda la Península yace hajo la dominación musulmana; después de la Reconquista, la Iglesia católica ha pnnnnerido siempre estable con períodos de mayor o menor frrvor religioso. ('1;,) Cfr. GHF.NTRFP, o. c., p. 7,

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