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TERCERA PARTE. SEC. II. · CAP. III · ART. III. · § III :317 auxilio, etc. Todos estos inconvenientes se obvian fácilmente con la aviación. Este es un nue\·o aliado material para el servicio de las mi– :,iunes que está llamado a acelerar más la conquista del mundo pagano. Es necesario preparar el personal técnico y competente, la adquisición de aparatos, la instalación de líneas y centros y cuanto sea necesario para que esta fundada esperanza llegue a ser 1,ronto una n•alidad. Los gastos que esto supone quizá -vengan compensados por la suprt'SÍÓn dt' otros medios y las ventajas que ofrece a los misioneros. En Alemania se ha establecido ya una Asociación llamada 1\Jíva con t'l fin de proporcionar medios de locomoción pur tierra, mar y aire a los misioneros, a fin de que puL·dan currer rápidamente df' una parte a otra del globo, como hacían Pn las pasadas centurias con tanta lentitud, cuando acom– pañaban a 11arco Polo, Cristóbal Colón, Hernán Cortés, Pizarro, Elcano y otros. La misma fiebre ha desrwrtado la radio en nuestros días,• cuyas aplicaciones son n·ntajosas a los misioneros para ponerse en co– municación con los Gnbit•rnos, los Supl'rinres y compañeros de h Misión; pedir s<,corro < n caso d<' rn·ct•siacl, enfrrmedad, etc. Estos dos inw·ntos modernos. unidos v dd)idamente utilizados en las misiones, son poderosos auxiliares que desempeñarán un papt>l Ímportantísimo en la rápida conquista del mundo para Jesucristo, Rey de cielos y tierra.