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TERCEHA P.\RTE SEC. TL - CAP. III. · AHT. IIL - § TI :\10 La desproporri('m entrt' l0s rnrclios v las nerPsidades econó– micas es grandP Y el problema n·viste · una gravedad impresio– nante. Es, pues, d<'hPr df' t()do cat('>lico coopnnr t·n la nwdida de sus tuerzas al aumenfo de los medios financif'ros. Lo exige la caridad del prnjimo y nuestra concienria lo reclama. El Papa Pío XI, en la alocución consistorial del 22 de mayo de 1923, anunciando oficialmente la Exposición '.\1isional Vaticana tenida durante el Año Santo de 1925, decía: «Los fieles que vendrán de todo el mundo a la tumba de los Apóstolrs para celebrar el Año Santo vnán de un golpt' dr vista toda la extf~nsión e impor– tancia de la obra divina, los medios que necesita·, las dificultades v obstáculos q1w drlw combatir y superar, lo mucho que se ha hecho y lo muchísimo q·ue falta por hacer, la neccsida.d y deber inriispensable de f.odns, según sus posihilidadrs, de ayudar a los lwroicos misioneros qur. nbandonándolo todo v a todos, van a nfrecrr su actividad v· su vida pnr la salud de t~ntas almas redi– mida:; con la s;rn~·n, de J rsucristo» (49). § IL-La medicina y fo:; misiones ,i24. Juzgamos íntimamente unido a los fines y medios ma– teri;tlvs de las misiones el problema médico en territorio misional. c\demás de las enfermedades comunes de nuestros países de Euro– pa 1·,isten otras llamadas tropicales y coloniales. ¿ Quién no ha ,ddo hablar, por ejemplo, de la lepra, del paludismo y otras pla– gas fatídicas que suelen asofar y devastar algunas regiones? A ,·en's los pacientt·s llaman a los hechiceros que, usando medios primitivos o hechicerías, en lugar ele curar l;is enfermt>dades, las propagan. Pues bien, ni Jt•sucristo ni la Iglesia se han olvidado dr los padecimientos corporales, porque su caridad bienhechora se extirnde a toda c\ac;r de necesidades. Pío XI escribía: ((No oh·iCÍt'n los misioneros que la manera de ~nnarse a los indíg-"nas ha de ser la que usó el divino '.\1aestro cuando vivía sobre la tit>rra. Curó a los rnfrrmos :' SP compadPció d(• ellos (50), y dijo !t sus discípulos: «En rualquier ciudad donde entrareis curad los enfr•·m,,c; ri11p rn Plla ht1bierP. v deci<ll"'": '," hn 1\"c::idn a vosotros ,:~¡¡ Cfr. .frl. A¡;_ Srd., 19:?~, t XY. lL '24~ (fííll 1fatt11., XII, lfí
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