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o sacerdotes con indulto apostólico, harán bien en acomodarse a esta costumbre; mas en la práctica no siempre les será posible. Por esto, su prudencia y vigilancia por la grey, les sugerirá la ocasión más oportuna para que sus neófitos o conversos sean co– rroborados en la fe. 400. 3. Eucaristía.-J esucristo en la Eucaristía es como un foco intenso que irradia luz esplendorosa a toda la periferia del globo; una fuente perenne de abundantísima agua que brota hasta la vida eterna, y donde bebe la Iglesia su vida sobrenatural y divi– na. De este sacramento de amor inmenso procedl'n torrentes de gracias para las misiones; consuelos y esfuerzos para los apósto– les; celo, amor y sacrificio por las almas. El misionero deberá: a) instruir y preparar ,;u1Í('Ícntvmente a los que se acerquen por primera vez a recibir el Pau de los Ange– les, ensefiándoles, no sólo lo principal dd misterio, '>Íllo inculcán– doles también aprecio y estima grande por este inestimable medio de salvación y santificación, para que nunca lo reciban con detri– mento de sus almas; b) celebrar con la mayor solemnidad posible las primeras comuniones de niños y adultos, a fin ele que se grabé inddehlementc eS(' día en su memoria; e) exhortar a la comunión frecuente, según los deseos y normas de los Sumos Pontífices, ya -;pa en privado, ya colectivament(', por medio de comuniones generales. Para animarlos le será muy rnnveniente establecer alguna Cofradía o Congregación, cuyos socios se comprometen a comulgar determinadas vect•s al afio. La frecuencia de este sa– cramento iniciará, dilatará v cons,:rvará la fe v la piedad en las nuevas cristiandades que se vayan formando. Es incumbt'ncia también del misionero explicar la Eucaristía corno 5.'acrificio, cuyo significado y contenido debe ser perfecta- , mente conocido por los nuevos cristianos. Con este conocimiento asistirán más fácilmente a la Santa Misa en las tirstas de obliga– ción y aún en los demás días. 401. 4. Penitencia.-En la explicación catequista Jebe ya enseñarse su origen divino, su necesidad y sus condiciones necesa-– rias. El dolor v la integridad, dadas algunas tend('ncias innatas de los recién convertidos, reclaman una ,ti <'rwi<'in especia 1. Mucha paciencia _,- demencia rH',('SÍt,;rán l< rnisinrwros con la natural frag-ilidad ,, inc; 1nc;tancia de los naturales; pero deben te- ' ner Pn cuenta que donde abunda el delito tamhi~n sobreabundará
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