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298 DEL BFEI¾ E.JEl\IPLO •ex tot tantisque illius primaevae Ecclesiae relictum sit, inclefesso studío rnnspn-are delwmusn (19). 394. 2. Espíritu de sacrifkio.---Si todo cristiano y sacer– dote dehe sn mDrtificado, máxime el misionero, cuya vida ha de SN una inmolaci<'m rwrpt>t11a por la gloria de Dios· y bien de las almas. A Pl más que ning-uno son aplicables las palabras de l;1 Escritura: Scmpcr mortificationem Je.rn in corpore nnstro cir– nrn1ferentcs (20). Si quis c;•11 lt , 1 ,·nire post me. abn scmctipsum. tollat cruccm suam et scq1tatur me (21). El misionero necesita gran doc;is de ahnP~:,ari<'in y sacrificio para dejar parientes y patria, ~ar– rhar a 1(,janas tierras, hacer penosos viajes, vencer las dificultades de la lengua, del clim;_i, de los alinwntos, de las cnstumhres ... Pa– decer hambre, sed, cansanrio, persecuciones y, a veces, hasta la misma muerte. Exponerse con frecuencia al peligro dC' los antropó– fagos, de las fieras, de los elC'mentos, de las enfermedades, etc. Y todo sin que tenga mfis te,.:tigos que el secreto de su conciencia, el silencio de la selva, el Angel de fa Guarda que le guía y le sonríe, y Dios que escrihe el gran prf'mio en el libro de la vida. Además de estos sufrimientos, se encontrará muchas veces con la obstinación de los paganos, las contradiccionPs CT('. los hombres, las traiciones dP los hnejPs. la inconstancia v deserciones de los nuevoc: cristianos, la infecundidad de sus trabajos, etc. Pero el misionerr1 celoso v valiente dirá con D;wid : !Jominus illuminatio ml'a et salus mea. Qu.!'1n timchn? Dnminus prntcctnr 'l'Íiae m.cae, ,1 quo trepida/Jo? (22). Y rrnacida la t'speranza f:'n su corazón atri– bulado, sentirá la fortaleza del Señor quP le impulsarú a decir : nmnia pos.mm in eo qui me cnnfnrtat (23). No serú coronado sino Pl que luchare legftimamentf• hasta el fin (24); Y la victoria final será la del misionpro dP Cristo Redentor. 395. 3. La oración.--Ni Pl que planta. ni el que riega es (19) De procuranda Indorum salntP, 10 IV. Cfr. SrHMIDLIN, o. c., p. 329.-EI Estatuto de las MisionPs dP los Menores CapuC'h!nos dice sohre el particular: «Sciant novi missionarii, ipso mag!s v!taP exemplo quam verho doctr!nae praPdi· care debere», p. 21, Roma, 1938.-Fellpe II pra cuidadoso en seleccionar el perso– nal quP fuera a Inrlias: «Innumeris fere sche<lnlls cautnm, et provisum est, ut summo stu<lio inquiratur de vita et mor!hus Religiosorum qui a<l easdem Provin– cias m!ttuntur, ve! in PÍS hahltum recipiunt» ... Cfr. J. SOLÓTIZANO PEREIRA, De lnd. Gubern., I, III, 6, 26. (20) II Cor., IV, 10. (21) Jfatth., XVI, 24. (22) Psal., XXVI, 1. (23) Phil., IV, 13. (24) PhU., IV, 13.
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