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vrrse ('11 ocasiones mortificado por la escasez y mala presentación d,· lr,s alimentos, por la pobreza de la habitación, la dureza de la cam" t· ;11comodidades de los muebles domésticos. A estas pena– l idaci,·" C()a frecuencia se aífodirán la diferencia de clima, de inten– SPS frío-, o excesiYos calores, la molestia dl' animah·s dañinns en lugar, s pantanosos ,. insalnbn•s, con grand<'s dific11ltades para los Yiaj1·s, etc., etc. Cueste lo <¡llt' Cll('',k, ,·s preciso irse acli1rn1- ta11c!o poco a poco hasta lugrar acomodar el organismo al nwdi11 ;1mliicn1t•. Con muy buen acuerdo las misiones bien organizadas c;uekn tt·11tT Casas ele l\Iisión bien montadas y en lugares sanos, donde puedan permanecer por alg1'm tit•mpo los nuevos misione– ros hasta ;irlimatarsc. AR!ÍCULO II DE LOS C01\0CIMIENTOS NECESAR.IOS AL NllEVO MISIONERO 358. .\ckm,í:; de la preparación rPmota que todo candidato cfrbe pns,·,·r n1;111dn pasa de la patria a la misión, PS necesaria t;imbién un;1 prt>paraci6n pre'Jxima. Antes de empezar el aposto– lado, entre otras murhas cosas, debe saber las qu,· n continuación indkmnos : 359. l. Ei estudio de los idiomas.-MPrt'cen ,·"pecial atrn– ción los ídioriw:-. de la misión a b ,ual uno ha sido clc,stinado. Cuán– do será mf'jor aprenderlos, si antes (k partir para la misión o en !le~andn a la misma, cfrpenderá de las circunstancias. Quizá los idiomas cultos va formados ronvendrá estudiarlos anü5; otros poco conocidn.s v no pNfrctamente formados, sobre el mismo te– rrrno misional. T)pjando esta cuestión a la prudencia y táctica de los misioneros, nos limitarnos a recomendar su aprendizaj;, por la trascendental importancia que revistPn para el cumplimiPr1to de la misión confiada. Para poder l1ahlar, prPdicar, instruir, confrsar >. aun escribir a los natnrnles, grnndes y pequeños, sahins t· ignorantes, se 1w– resita aprender su idioma con cnrrf'Cci6n y hablarlo con soltura (3). Encareddamentr lo rN:omienda Benedido XV en la l\.faxium illud. «Y ante todo-dice-, sen el primPr estudio, como es natural, el de la lengua que hablan sus futuros misionados. Ni debe bastar un conocimiento so– mero de ella, sino que d,,be llegar hasta dominarla y manejarla con des- (3) Cfr. R. Au.mn, l.a Psycl!oloqie c!r !a cnnrrr.sinn rhez lrn peuples non-clvilish, t. I, cap. II. p. 55 y sigs. París, 1\125.

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