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diga de esta suhlime finalidad cfr,b, 0 Pstar muy kjns de In conducta del misionero. 356. 3. Incorporación a la misión. - Llegado al lugar de su destino ser/1 recibido rnn g-ozo y alegría por sus superiorPs, her– manos, compafieros y los rristianos que le ,·speran con ansiedad. Su rorazón saltad1 de gozo anfr la nuPva patria de elección. ((l\Ie dicen ---escriht• un misinnero-- que hoy veré mi nueva patria. El corazón s:ilta en mi ¡wd10 v hast:i parerc; qw· camino más dP prisa con el ansia f]UP tPng0 de verla. Despnt>s dt> medio día hemos llt•gado a la cumbre dP la mon1nfia, desde la cual con– templo extas;iado la innwnsa 11:inura q11e St' presenta a mi vista. Uno de mi,; ¡~·uías, extt>ndirndo c;u brazo ante el anfiteatro <le montafü1s que se YPr,'.;llP en lejanh, mP lw dicho: PridrP, he ahí vuestro Y1rn-Na11. En aq1wl momPnto tenía Pl mundo rntero hajo mis pies; mi re¡no y mi tierra pronwtida ante los ojos. La sonrisa del conquistador asnn111 a mis 1ahins, excbmi: todo conmovido: «Amigos, esa región c;er{, campo <le mis trabajos y esoc; montes serán mi tumh~i. ¡ He vrniclo a s:ilv:ir nlrnas, rnmqne no SPn más que una sola y morir! ... ¡Oremos! .. n (2). El nrim,-r d<'lwr del misioner0 será ponerse a disposición de sus legítimos superiorrs, nbedPcerles y \·ivir en armonía con ellos. La nueva rp:-.;idt•ncia qtw SP le desif','IW puddt ser una choza de pajr1 :v harro, una ciuda<l, el r,ampo o la pobladón; quizá deberá tratar ron los ne1'1fitos rristi;inos n ron los pag:inos, con hombres de buena o m(lh índole, rte. Cual,·squiera q11e sPan las personas y las drcunc;Urncias r¡ue le rodern, lo más prudPnte y seguro es dejarse guiar de la Superioridad >" clP los consejos de los misio– nNOS vt'tf~ran()s. Sería ·pefü~roc;ri fiarse demasiado del propio cri– terio en tierras m1eY2s y d,·scnr1ocirlas. Por Psto, antes dP entrar en hatalla, será c01weniPnte alg{m tiempo dP noviciado misionPro, <le aprPndizaje especial y próximo en compañía dP algün anciano, .sahi0 v Pxperimentado misionero. 357. 4. Aclimatación.-En el campo de operaciones SP verá ciuizá el misionero con nm,vas costumhrPs, nuevos modos dr pen– sar, <le hablar, de sentir, dP vivir, Ptc. Se imporn· la adaptación, de la cual hahlaremns en otro lugar. Ar¡uí sólo nos referimos a la aclimatación. El organismo <lel misionero, acostumbrado a una vida de relativa comodidad Pn los países civilizados, tendrá que (2) Cfr. P. RlLVESTRl·PAYT'LONA. o. C., p. 1942.

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