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TERCERA PARTE. - ;.me. L - CAP. XI 269 Las Asociaciones misionalt;S de jó,-enes deben proponerse, por lo menos, los siguientes iínes: a) cspintual, fomentando la ora– ción, la cumuniún y otros (;jt·rcicios de piedad cristiana para ohte- 1wr r.lel cielo la misericordia ele! Sefior sohrl' los pobres infieles; ;)) cd11calÍ'c'O, promoviendo el estudiu de las misiones, la corres– pondencia con los misiom·ros, la ll'ctura dt· revistas y libros mi– sionales, las nril'ntaciones y normas pontificias, etc.; e) de pro– paganda misional, por medio de conferencias, catecismos, fiestas, t·xposiciones, difundiendo la prensa misional y colaborando acti– vamente con la pluma; d) cco111ímico, rl·nigiendo fondos, cuotas, donatiYos, hacit,ndo rifas, suscripciones, representaciones escéni•– ca.s sobre asuntos misionales de interés, tiestas benéficas para huér– fanos, kprosus, constituyf:ndo becas de esludin para los indíge– nas aspirant1'.c; al sacerdocio y de otras mil maneras que estún al alcance de todos. Dedicada nuestra jun•ntud estudiosa a estas ubras, compati– bles con sus estudios, se moralizaría más, evitaría la ociosidad, st; ilustraría en muchos ramos de la ciencia, como la Gt·ografía, Historia ele las Religiones, Suciología, Ciencias Naturales, Bis-· toria, l\kdicina, Filosofía, etc. Derrocharía tamhit"n menos, acos- 111mbrú11d(lst'. al ahorro \ al sacril'ici(J ,·n faYor dt· tantos i111'1·lin•c; q11c cbnwn por la lwn,·lin·ncia aje 11;1 y rnridad nist i:111;1 (9). 347. 3. Los \Dlll l<í'-'. \ us \írsrti•,1,c.,. \ 1().s adultos, princi- palmente padn·s dt· farnili:i, podí:111111', ll.1111ar los sc,lcbdos \'t'teranos del ejército misional lk rl'iaguardia. Iniciados cksde la 11i11ez y acostumbrados Jurante la jtn-(·ntud a la cooperación misional, no kndrún m!ts qui· continuar basta t·l fin de sus días combatiendo por el reino de Di,,s sobrt' la tierra. Obreros, :utesano:,, oficinistas, homhr<'s dt· carrt'ra, sabios v artistas, ricos Y p()lm·s, d1· cualc¡uin cati·goría social que seaÓ, en la nwdida d" sus ftH'rzas y 1·n el radio de acción posible, se deben esforzar por prestar sus .s:en-icios a las misimws. Es un deber estrechísimu para t11do cristiano ciue no se puede eludir im– punemente. Si todos estftn obligados a socorrer a su prújimo en caso de necf•sidad temporal, ¿ c11frnto mayor debe ser L'Sta ubliga– cifrn cuando sr• trata el,· la necesidad ritual y ¡•tnna dt'. tantos millones de almas que est{rn fuera del camino de salvación? Es (9) f}l PrdfJlf mu ll(,c,,ituii ru :le 1 o lu!t ,, !o,,; cstwl!iznfc:-,· (Biblioteca C. i\1. D. E.). Vitoria, 1945; Josf: ARTcrw. !,11 í'1,i1·>nida!I .,, la, Misiones (Bihliot. C. :\f. D. E.). Vi• toria, 1943.

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