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OBRA Dl<J SA:,,,; PEDRO APOSTOL las naciones infieles, ¿ quién va a sostener las cristiandades, con– fortar en la fe, formar la jerarquía eclesiástica, administrar sacra– mentos, etc., sino el sacerdote propio dt'l país? ¿ Quién conoct' mejor el idioma, el carácter, las costumbres, las inclinaciones, la psicología individual y colectiva ele los naturales? Las orienta– ciones pontificias reft 0 rentes a esta materia han sido como intui– ciones proféticas y determinaciones pruvidencialt>s para el por– venir de las misiones. Es preciso descartar los pn,juicios de algunos católicos que sostienen que los indígenas son incapaces, inconstantes, Yil'io– sos ... Pero ¿ acaso Jesüs restringí<', el estado sacerdotal y religio– so a algunas naciones detrrmi1wclas 'r ¿ Es imposible la observan– cia de los deberes sacerdotalt-s en alguna zona d('l mundo'! ;., No tenemos la prueba histórica de muchos múrtires, santos confrso– res, vírgenes, sacerdotes t>jemplares y dignisirnos t'll todos los continentes y regiones de la tierra? Luego los que opinan de esa manera, nos parece que sienten en contra del univnsalismo del sact'rclocio, de los lwchns h ist(íricos y de las normas pontificias. Si hay efectos co11sid(•rahlPs entre ('I l'lern indíg·ena, tt·nPrnus qut> confesar que desgraciadanwnte no carecen de ellos muchos sacerdotes ele los paÍSPs más cultos. La esmerada educación y for– mación, con la superabundante gracia di,·ina, rt'mediarán los males. 322. Naturaleza y organización. --La n:1turaleza y org·:rniza– ción de la Obra están deít'rrninadas en los Estalutos dad()s por Pío XI en el ;\fotu Proprio l'ix ad Su1111111 Po11.ti_ficalus (5). La Pontificia Obra dt> San Pedro Ap<'istol debt> ayudar a la Sagrada CongT,·gaci<Íll de Propaganda Fide 1·11 la l'urmaci<'m del ckn, í11- dígena y especialnwnte ('11 la fnndaci(m de Seminarios l\layores v l\Ienores (art. 1). Da subsidios para los S<·rnin;irios ya cons– truídos y procura edificar otros, cuando las circunstancias In per– miten. Al frt>nte de la Obra ha,, un Consejo (;eneral, presidido por el Secrt'tarin <k Prn¡i;1L;·;i11d;1 Fid(·; ~wrlt'llt'C<' ;11 Consejo la distri– bución del dinero r•nyiado por las Direcciones Nacionales. En toda nación dPhe existir un ConsPjt> nacional, cuyo director es nombrado por la Congregación dt> Propaganda Fide. El Consejo General, a propuesta de los directort'S nacionales,
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