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TERCE:TIA l'.tRTE. - SEC. L - CJ.P. \'Il. - ART. I pusieron hermosas plegarias por la Propagación de la Fe (13), y recomendaron vivamrnte la oración por las misiones (14). Estas oraciones, dice el Papa Pío XI, deben ser no sólo privadas, sino también públicas, colectivas y habituales. Que en todas las igle- catedrales, cuiegios, casas religiosas, etc. se acostumbren a orar por las necesidades de las misiones como obra que interesa a la caridad de todos ( 15). Este es un medio asequible a todos, y sólo se necesita buena n>luntad y celo para practicarlo. A la oración drhemos añadir el snfri1niento. El dolor es un compañero inseparable üe la \"ida <lel hombre sobre la tierra. Hay dolores y sufrimientos que dependen de nuestra misma condición personal, de nuestro ¡:;énero de vida, de nuestro ambiente, de tan– toc; acontecimil:ntos adversos; otros proceden del espíritu, del co– razón, de la conciencia, de la. voluntad; otros, de las fatigas físi- · cas o de las enfrrmedades corporales. A<lt·mús, hay dolores vo– lu11 /arios que uno se impone por mortificación, como ayunos, abs- 1 ii1encias, penitencias, privariones, 1{r. Ese cúmulo ·de adversi– dad('S í:Spirituales o cmporalt·s, !l('ces:irias o libres, que en este \·alle de iúgrimas k11t m0:-; que suvorlar, lu podemos utilizar como nwdio ele apostolado misionero. Desde el año 1931 en muchas partes St' viene practicando en el día de Pentecostfs la llamada Jornada del dolor por las l\lisioncs, q::e consistf: en ofrecer al Seño:· todos lo:-: aflicciones, ad– \'('rsidadPs, etc., sufridos con resignaci<.'.m, durante las veinticua– tro horas, por la cnnv,·rsi('lll dd mundo infiel. Esta hermosa ini– ciativa, generalmente, ha tenid{l gTande aceptación en los hospi– tales y otros centros del dolor. Los pacientes, miembros del Cuer– po Místico de Cristo, sufren nm ffsignaci(m cooperando a que ,,t·a más eficaz la Pasión del mismo Cristo (16). Para hacer permanente la cooperaci<'rn de los enfermos a las misiones, se h,111 organizado en diversas nacionPs Asociacio1ws d(' enfermos. ,\ esta clac;,, pcrtPrwce la Unión de Enfermos lllisio- 11eros, pstahl1·cida rn España bajo los auspicios de la Unión Mi– sirmal ,!PI CIPro. (1:1) Cfr. (;II'"SFT'f'l' Í:"'-~"LTTI. Jl rt11l!JclO (H) crr. Pín .\1 , o. s. J"idrn _lf'issiuni, ti. 2:11-2-1~; ,\ r Fr¿r:un Yrrn. ~- .f., ll l mondo. fL ~3k8 sigsª Horna, 1938. lJ 24fi-2H2; (~OIBrnt·, o. v., p. y ludo, Vitoria, 194~-t (l;i) Jla:dmum iZlwi, ,tct. Ap. Si'tl .. J!lHl. t 192H, t. XVIII, p. C9 y sh;s. (16) GornruF, o. c., p. 6a y sigs. 15-M 1.'f'!lt1 Uhtr.oia. pn 'Tenlorria t' r/u e l'a¡1nstolato ntissionarin, Ibid.. DíEz, Cnntcrnplación 1J apdsto. XI, ¡,. ,132 Herum Rcclesiae, !bid
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