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les ordenó anunci:ir la paz en toda casa donde entraran v dete– nerse en ella, tomando el sustento que la generos'iclad del patrón les pn·sentase; pori11u· es digno el operario de su nierci•d (2). En los 1I,·cl10s ele los Apóstoles S(' narra la vida admirabk dl' lus primerns fieles que vivían unidos r·ntre sí y nada tenían que no fuese c()mün; vendían sus posesiones y demús bienes y los repar– tían r·ntr(' tod(IS; Sl'gún la necesidad de cada uno (3). l\Iás adelante rf'pite lu mismo Y cuenta el terrible castigo de Ananías y su mujer Saiira (4). San Pablo lleva a Jcrusalh1 las ofertas de los cristia- 1:os dt· .\nt ioquía, y t·n sus viajes ap(lstcJlicos no se olvida de n·cog,r el ,·,!Julo para los hermanos pobres de la ciudad santa (5). Se cnnmiwYt' <'uando, estando en Ruma, los filipenses, repitiendo ,.¡ acto d1· 1·aridad ht·cho al Apc'>st(ll en Tcsal<'mica, le enviaron of,·rtas para ~;us 1wcesidades (6). Al firwl de la Epístola a los rn- 111:1nus saluda n·c<>mien<la a muclws en particular que Jt, habían ayndaclu \" cuop1•rado con él en la e,·angt·lización (7). :\lús tardt' San l,<.;nm·,o múrtir, cuando es conducido a Roma para ;;ufrir el martirio. ff<'omienda a bs cnrnisiorws el<- las Iglesias asiáticas qw· iban a visil:trlo snc\lrrn a la pohrt· cumunidad cristiana de Anti11quía, qiw 1·11 otrn tiempo nutría a (!tras comunidades, pero :1hora tien(' n1·cr•c,idad d1• las lirn,1s11as dt· ()trus (8). Por la DidacJu: s·thcrnos ljlH' los cristianos dah:111 lwspitalidad \" alimt•nto a los m1sH11H•r(l'¾ c;1risrn;itw11s p1 11;1nks, r t11d;1 C"!11llnicbd cristia– na socorría ;1 las cfrrnás n<·cesitadas lk hi<'llt'S rnateri:tlt•s y asis– knria 1",piritual í9). En los prinwros sigl(ls d1· la Edad l\IPdia los (•,·ang·,·li;1:ulon·s St' rn·uparnn ('11 la eonversi<'m y civilización de los h{irharos con b an1d:1 d(' <'<:lt>hn·s rnujen•c; como :\mala– -;unta, Clud1wincb, Tt·odnlinda, Tng·uncl<', Cl(Jtildt•, Bt·rta v otras qlw son las repres1·,1ta11tes el.• l;1s cnop!·r:1dnrns misionnas medie– v:tles (10). Con,,¡ tÍl"IllPO, ('] ¡wrc;nnal misitm<'rn st· n·cl11taha gerw– ralrrwni,· entn· los rnir·mhros d1· la<; Orderws r('lig·iosa'i, y cada Onli-n an1día al sostt·nimif'nto dt• sus propios misi(lrwrns. Tam– hi{,n Rf)ma, y al1;2·1111as v1•1·t•c; loe; Rt•yt·s, pn·stahan ayuda, sobre (2) Lnc., X, 7. (:l) .4rt , I. p. 44 45. (4) Art., IV, :i:c, 34 '.l5; V. 1-lO (fi) Rom., XV, '.:n. <ü) Ph'i!., TV. JO rn. (7) Rom.., XVI. 1-2:l. (8) Cfr. BnnINI, u. c., p. 4B3. (B) Cfr. BERTT"OI, 0. r·., p. 4H~; JoAQPÍ'i nornnnu, PI ¡irnblcma misionero, p. 68 y sigs., Madrid, HH7. (10) Cfr. VANZIN, ll Fermento rlel Regno, p. 71.

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