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'l'EHCER.\ PARTE. SEC. f. - CAP. II 207 de la Birmania, de la China, del Japón ... ; a los mahometanos de la Turquía y del Africa, a los cismftticos d(' Rusia; l'll una pala– bra, a todos los que están fuera del redil del Buen Pastur, <¡lll' Yino a dar la vida pur sus ()Vejas, <jlll' son t(ldas las ;timas n·dimidas C()ll su sangre. El precepto de la caridad no se limita a las persunas que se tie1H'.n cerca de sí y a las necesidadt·s que más nos lastiman, sino que se ha de extl·nder pur la inmensidad del espacio y más allá de los marl's, donde hay nuevos cielos, lllll'Vas tierras y pueblos innurnnahks qtH'. yacen todavía en las sombras de la muerte. Este t'Spíritu de unión y asociaciún misional es preciso qut· se extienda tambit'·n fuera de los seminarios y conYentos, que se di– funda por todas las capas sociales, por todas las categorías y cla– ses de personas; porque el precepto de la caridad nn es exclusivo de la Iglesia docente, de clérigos y religiosos; es dt• todo fiel cris– tiano. Para toda clase ele personas hay asociaciones apropiadas en Espafia y funa de dla; y quienes dehl'n darles a Cl)noc\'r, im– plantarlas, org·a11izarlas, dirigirlas, son los sacerdotes y los reli– giosos. lk aquí la necesidad <le asociarSl'., para cunoet·r, estimar y trabajar ('11 fayor dt• la Cruzada misional. El j<'ft' ckl socialismo Carlos l\Tarx, t'n un manifi.(·sto que dirigió ('17 Londn·s a sus corre– ligionarios, terminaba con t·stas palahrns: ¡ l'rult'/arios de ludo el miuido, uníos! También yo, con mayor motinl y por 1nt•jor cau– sa, puedti dt·cir: ¡ seminaristas, sacerdotes y rcligi<h(>S de todu el mundo, uníos, y dominaréis t·l mundo entt'rn ! 284. 7.º Los ESTtcmos cnsTÍFI< <JS. · - Lo qui· mús contri– buirá, sin duela, a fonwntar las \·oc:wiu111·s misiunnas t·ntre los que aspiran a la dignidad sacerdotal serft t·I l'Studio cil'ntílico y profundo de la cit•11cia misional. Fl t·onocimicnto de sus hasf's y principios, de su impnrtan,ia, 1wct'sidad y l'Xtt·nsiún; l'I t·studio de la misit'in de Jesucristo, dt· su Iglt•sia, dt· los mislt'rios dí' la rt>d(•ncic'm y sah-ación, c·n una palahra, dl' todo lo que constituye la Misionnlogía serú mús qul' sulicit'ntt> para d(·s¡wrt;tr las yncacio– nes misiont'ras t•n aquellos que la dh·ina I'rnYidencia llamt> a las filas del ejtlrcito misiont>ro. Pt·rn cumo dt: t'Sta cut•st il'in IH·mos de hablar más adt>lante, no nos dett·nt•mos por ahorn. Pónganse en pdlf'tica los nwdios indicados, y vnt•mos e<'nno las semillas gprminarán con PI tiempo hermosos y abundantes brotes de celosos misioneros, qrn., ,·11 alas de su ardit·nte fr y cari-

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