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152 FUENTES DEL nmrnn MISIONAL cristiano no se pueda obtener, 16gicamPnte sigue solamente que el pue– hlo católico debe preparar los medios, mas no que todos in in,li'z,iduo pro rata parte deban contrib11irn (17). A esta argumentación podemos responder: 1) Data et non conressa la hip6tesis en el orden puramentP t..óricu, ('!1 la pr{ictka el com tirso y :wud:1 de sólo algunos no sería suficientt, para llenar las necesidades de /()das Lis misiones. 2) En la suposición, y con el pretexto de que algunos bastarían para cumplir con el deber, los dem,1, se creerían eximidos y no se obtPndrían en realidad los medins necesarios. 3) Pero la r,1zón mfts poderosa es que la nbligacif>n recae esencialmente sobre todos y cada uno sin excepci6n; por– que es inlwrPntp a todo miembro dr, la sncied,1d cooperar al bien ('omún d(' la misma, seglln s11 posibilidad. Escribe a pstf, propósito el P. Clwrks, S. J. : «Los miembros de una sociedad participan todos de las obli¡;aciones esen– ciales a la misma. Todos, en eft,cto, en cuanto miembros, deben procurar el fin snrial de la colectividad y no pueden ser PXcusadns mfts que por la imposibilidad físira. Es imposible concebir una sociedad moral sin la cons– piración de las voluntades de sus miembros al fin de esta misma sociedad. Siendo, pues, b Ig!Psia una sociedad PS nPresario que para todos sus miemhrns objeto de esencial a su hi('n. Las reser\' adas a cir,rtas ser más que nbli,L(acion('S particul<1rcs drri:·11,las de las grneralPs, cnmo ,e demuestra pn1· los ejt•mplos : La no tiene la prPcisarnente de ahsoh·er, sino de tJ¡,str>rrar el per.ado; y si el sacerdote s(,lo tiP1w el dP– her de ahsnh'er, todos los fieles deben, por la contrición la sumisión al poder de las llan,s, trah;ijat par;1 Plimirur 1•] ,. La I;,;lP½i;r tiene J;r obfü;aci6n dP conservar su unidad; si t·l jPft, tie1w el rlebpr tk mandar, torios los fü•les lo tienPn de obrdr.rr.r. Est:is snn dos m;mnas de a,egurar b unidad dd nrerp(l social. Ln Iglesia tiPne b nhligaci6n ¡Ji, ¡,(uanlar i'l ckp(,sitn de];¡ verdad di\"ina; v si la jf.'farquía sola tiene el debn de dPfinir l;i doctrina, tm!o,; los 11,,]es tienen el deber dP aclmitirla. Estas son dos mam·ras de mantener la fo. La verdad, la unidad, la san– tidad y ,,1 cr·ecimiento son obligadorn's esenciales que recaen sobre todos los miembros de la T ,~lesia. Todos dPben rnntribuir a consen-ar la verdad, sin la cual no h,iy IglPsia; lo que no quiere dedr que todos deban enseñar, Todos delwn anrdar a mantpner la unidad; lo que no significa que todos deban mandar. Todos deben trabajar para hacer progresar la santidad; para lo que no se requiere que todos deban absolver. Todos deben procu– rar Pl crecimiento de la Igle,;ia; lo que no quiere dPcir qm· todos vayan a tiPrra de misiones y prediquPn a los no cristianosn (18). Luego todos deben concurrir al fin de la sociedad, pero no todos drl mismo modo, cada cual SP¡:(Ún su posición, 2.ª Los teólogos, explicando el conn'pto paulino del Cuerpo Místico, suelen distinguir en la I;;lesia los órganos, que son todos los que constitu– y'en la jerarquía, y los mirmbros, que son los simples fieles (19). Siendo e1 (17) Cfr. O. c., p. 96. (18) Les Dossicrs..., p. 166-167. (19) lbid.

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