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130 EL PROBLEi\L\ DE LA SALYACIOK DE LOS IKFIELES 165. 2.ª En un segundo grupo {it tt 0 rnkncia ,:.\ccsivamcntc rig, , ista incluímos a todns aqul'lloi; que <ldienden que Dios ha establecido, con vohmtad anll"n·,lente, los nwdios gem 0 rales para la justificación y sah·ación; mas 110 los ,·spccialcs inmedintanwn1e aplirabk:, a todos y cada uno (k los hombres, haciendo de este modo ck ios inlir:les como una masad(· condenados (6). Esta doc– trina es contraria a la bondad, justicia y misericordia de Dins y ;1 1:1 redención uní\-, rsal de Jt'sucristn. No es conciliabk con el nxioma teol('>¡;ic.i q1w n·sumt' el prn~,amiento tradicional de la Jg·lesia en e';\a matnía: Farienii ,11wd cst in se_, Dcus non d,·ncgat gratiam. Inocencio X <'nndenú como herética h si~ 0 u;,,;;:( prnposicií'in sacada del Augustínus de Jansenio: «Es S(·mipela– !~'i;1no <kcir qne Cristo dnram6 su sangre y murió por todos)) (7). 166. 3.ª Otros aut,Jrt'S, principalmrnte después del siglo XVI, han propuesto otra soluci<'.m al problema. DiYid(•n todos los hom– bres infié'lps en dus categorías: l1nows y nwlos. Estos, pcc:rn<lo mortalmente y murienLlo L'll tal esL1<lo, se condenan. Los dl'm{1s SP pueden subdividir en dos clac;ps: unos mejores, que nu sólo observan la lt·v natu:·al, sinu que procuran naturalmt·ntl•, por mPrlio de la luz dP 1n razón, orientarse hacia Dios, SP esfuerzan en amarle, lwnrarle y servirle. ,\ r'.stns. Dio,; 'it• n·Yelarú y les conceder:'i la g-r:1cia rwces:iria p;1r:t h ,<1h-:1ción. Otn,, se sir;;en de la razón para -vi\·ir honestamente, rt·gu1ándnse según los prin– cipins y preceptos dt'. la moral natural. Estos tai(", ¡,,, put'<lf'n con– denarse, porqur can:n·n de pecado mortal personal, y han prac– ticado muchas íJlir:is naturalmente honestas. No pueden tampr,cu sah:ar',P, pPrqtw e,t(ll! priYadns de b fr y de b /;Tacia •,;:1nt iJi– cante r¡rn: 1,-s deYe al estado sobrenatural. ;, Qw'. serú de dios·~ Se iPs concederá una bienaventuranza natural, en un lugar y en condiciones no mny tfrn·rsas a las-en que se encuentran los niños que mu,:ren sin el bautismo, sería como el limbo de los adultos. Se atribuye <'SUi doctrina a CI. de Seyssel (t 1520), C. de La Luc('rne (t 1821), D. Fraysinous (f 1841) y otros (8). _ La respuesta c::itólica a esta sentencia es un poco complt~ja, (GJ gsta opinión es Cf1nst~cnPncia de los errores protestantes y jansPnistas acer; a de la predtl~;tinneión ;,- df:= 1a gracia. (7) DE,Z·B., lO;lfL Cfr. Mwzr:u.A, De Gratia Christi, p. 587, RomaE', 18\15; FIARI'~T, o. c., ('ol. 17?0-173t;; I .O:'.\IB \HDI, o. c., p. 37-38; C. CARMINATI, Il Prohlrrna _lfissinnarin, p. B22-L2-1, Ben;,~uno, 1D2fi. (8) Cfr. Lo::.tB.\ .H.DI , o. c., p. ·!:1A:-í; C'. CAR\!INATI, o. c., p. fi24-626; CAPÉHAN., o. c., vol. 2, chap, X, art III, p. 478-4fl2.

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