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PHDfr:IL\ PARTE. - CAP. lGl dad. Sus misioneros no intentan lucros materiales, carecen en general de recursos y marchan llenos de celo y de fo en busca d1• almas para Cristo. Sus virtudes, su l·jemplo y su lwrnísmo rayan en lo maravilloso. Innumerablt-s han sacrificado su vida, derra– mando su sangre por salvar almas, defender y confrsar la fe que predicaban. El que dudare de estos asertos puede ver esas incon– tables galerías de mártires y lu:roes legendarios que nos pre– senta la historia de las misiones católicas. La historia de tantos países qtH' han sid() transformados baju la acción benélica de la fe predica< la por los misioneros, prueba que la obra de las misiu1ws cat1",licas 1·s eminentemente santifi– cadora y civilizadora. 208. e) AL'os·1ou< m,\Ii.--J1°sm:risto c1ll1lió a San Pt:dro y a los ;\póst(lks la misi1'm de evangelizar a toda criatura (12), les prnmdió qtw ('Staría cou t·llos hasta la consumación dl'l mun– do ( 13) y le asegurú a San Peclrn que no faltaría su fr ( 14). La historia <le la Iglesia ha d,,mostrado con t·videncia que la Cútt:dra infalible de la verdad ha conseryado incólume la fe, la Ji·rarquía y el espíritu apostólico. Los Romanos Pontífices, cumpliendo el Jivinu precepto de la evangelizaciún del munclu, han enviado en todos tiempos operarios evangélicos a luda clase de gentes. X() fa1tan en estlls tiempos quit'nes alirm;111 que la Iglesia es un:1 cusa vieja, decn'.pita y gastada; pero los hechos ckmuestran todo lo contrario, porque est{t ;111imada de la misma vitalidad de los primeros siglos, multiplica, extiende sus conquistas, funda insti– !uciorws, org·aniza exposiciorws, cruzadas misionales y fomenta, con creciente celo e intc,r{•s, toda clase de propaganda misional y misionera. Es ní'íesarin que ('.Stf' espíritu apostólico y proselitista vaya cuncliend<J cada vez rnús, ahora qui' las sectas disident'.·s se - mueven y organizan para disputarnos el campo. ])11c in 1i/tmn (15), navq.:·ad con ligereza por el gran nwr dd mundo de las gentes para q1w 111wvns pueblo:<-; llenos d(: \-igor y de ,,spc– ranza entrt:n en la Iglesia qtw continuarrwntc engendra nuevas almas para Cristo. El pusillns grex, que d divino Salvador rt'tllli<'> 11lrf'tkdor suni, s1· ha extendido por todo t'\ rn11ndu. ¡wr– StT10ranrl1> <·c,e;winí , d,,ctrinalnw11t1· inmutablt•. (12) :1larc., XVI, 15. (13) :1Iatth., XVIII, 20. (1-1) Luc., XXII, 32 . (15) Luc., V, 4. 11-M
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