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c?atta le/ Excmo. y Rvdmo. Mons. Celso Cosíaníini Arzobispo titular de Teodosia 1 ::'ecre!ano de la S. G de Propagar,da F:de Roma 1 15 de octubre de 1947 En virtud de la ordenación sagrada los sacerdotes deben conocer bien las Misiones 1 siendo la cultura misional como el alma de la misma cultura eclesiás– tica. Además, por su vocación y ministerio pastoral, todo sacerdote está obligado a hacer conocer y estimar las Misiones a los Heles, los cuales, como miembros de la Iglesia, están también obligados a cooperar a la expansión del reinado de Je– sucristo en todo el mundo. Pero tcómo podrán los sacerdotes cumplir debida– mente con este deber si no conocen a fondo los problemas misionales, si no se han formado en el espíritu y ciencia misioneros? Ciertamente, hubo un tiempo en que el estudio de las Misiones en los Se– minarios sólo tenía una escasa importancia. Hoy, en cambio, con gran consuelo se constata que desde algunos años en los centros de formación eclesiástica se van multiplicando Academias, Círculos y Cátedras normales de Misionología. Este espléndido despertar es debido, sin duda, a las múltiples actividades y pu– blicaciones misionales, pero sobre todo al celo de los Obispos y sacerdotes per– tenecientes a la Unión ,'v1isional del Clero, en cuyos Estatutos Generales, deter– minando el fin propio de esta prnvidencial institución, se dice: "Haec Pia Unio sibi proponit animos sacerdotum gentium conversionis amare accendere, ut per ipsos universus populus christianus studio erga Missiones Catholicas inflamme– tur, et ita Ecclesia universa concurrat ad Regnum Christi per orbem dilatan-' dum. lnsuper, studet, ut acatholicorum omnium ad unitatem Ecclesiae reditus foveatur: cum unio omnium christianorum conditio sit magni momenti ad ethni– quae corum conversionem obtinendam>.•. (Art. 4.º) Mas ¿con qué medios se podrán conseguir estos altos fines? Después de la oración ferviente el más indicado es el estudio: «cognitione Missionum earum· que indigentiae, laborum apostolicorum, qui in variis mundi plagis a Missiona– riis exercentur, felicis vel minus laeti eorum exitus, itemque omnium earum rerum ad regnum Dei imprimís inter paganos dilatandum referuntur». (Art. 0 6.º) Es evidente que para conocer plenamente los múltiples problemas misiona– les no basta admirar las Misiones en una bella exposición, ni leer tan sólo cartas o narraciones edificantes, ni tampoco escuchar discurses elocuentes y conferen– cias eruditas; es necesario un estudio serio, ordenado, sistemático, fondado en sólidas bases. De aquí la perentoria necesidad de Textos o Manuales que reduz– can a un método científico el inmenso material esparcido en numerosísimas pu– blicaciones fragmentarias o incompletas, y den una clara y completa visión del conjunto, abrazando los problemas misionales y los conocimientos necesarios

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