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126 NECI,,SIDAJJ DE LA GRACIA justifica el alma, nos hace amigos de Dios, sus hijos adoptivos, herederos de su reino, coherederos con Cristo, consortes de la di– vina naturaleza, templos del Espíritu Santo; es fundamento para el mérito, nos da derecho a la gloria, si se conserva hasta la muer– te. Por la gracia santificante somos trasladados de la muerte a la vida, de las tinieblas a la luz, del reino del diablo al reino de Cristo. Los párvulos adquieren la gracia y se justifican por medio del ba'Lttismo, y no necesitan ninguna disposición; porque no son capaces de actos racionales. Los adultos deben prepararse para la justificación con el auxilio de la gracia actual, no por la fe sola– mente, sino también por los actos de otras virtudes. El Apóstol Santiago escribe: E:x opcribus jnst,dicatur hamo, et non ex fide tantum,,, fides sine operibus mortua csl (22). San Pablo: In Christo Jc:m neque circumcisio aliquid ~Jalet nequc pra,cputium, sed fides, qiiae per caritatcm opcratur (23). Si habuero omnern fidcrn, ita im montes transfcram, caritatem mttern non habiiero, nihil sum (24). Adcmús, SL'gt111 la Escritura, se requiere el temor de Dios: Qui sine timare est, non poterit jnstificari (25); la esperan– za: Qui sperat in Domino sanabitur (26) ,: el arnor: (¿id non dili– git mancl in marte (27); la penitencia para los ¡wcadores: Nisi poenitentiam habneritis, omncs similiter peribitis (28). Estas y otras condiciones para la justificación están indicadas claramente en el Concilio Tridentino (29). El hnmhrc ddw cooperar y cfr;po– nerse para justificarse. De aquí la sentencia de San "\gustín: ((Qui fecit te sine te, non te justificat sine te .. , Fecit nescientem, justificat volentem» (30). 158. Si la gracia habitual es necesaria para la justificación, ¿ cómo la reciben los fo fieles negativos adultos que sin culpa, por ignorancia invencible o impotencia, Yiven sin la fo, sin el bautis– mo? Sabemos qul' Dios a ninguno niega la gracia, ni los medios suficientes; que a ninguno condena ad poenam damni et sen.ms , sin pecados personales. Pablo Ornsio escrihía: «Mea est semper fidelis atque indubitata sc>ntentia, Deum adjutorium suum non (22) Jacob., II, 24-26. (23) Galat,, V, 6. (24) I Cor., XIII, 1. (25) Eccli., I, 28. (26) Prov., XXVIII, 25, (27) I Joann., III, 14. (28) Luc., XIII, 47. (29) DENZ-B., 798. (30) Serm., 169, c. XI, n, 13, P, L,, 38, 923.
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