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PHOLOt:O JW L.\ l'Ril\lEIL\ EDICIO'.'\ XIII pero se opone a ello la imposibilidad de su realización, por lo me– nos en la actualidad, en nuestros centros docentes eclesiásticos. Abrigamos, sin embargo, la esperanza que más adelante, cuando los estudios misionales entren de lleno en la vida científica del Clero y tomen carta dP naturaleza en los Seminarios y Colegios, se llegará a estudiar con más amplitud y profundidad. En cada capítulo o cuestión iremos oportunamente indicando algunos autores, donde puedan alumnos y profesores enterarse de las cuestiones que más les interesen. No queremos terminar este prólogo sin manifestar nuestra más profunda gratitud, ante todo, al lDxcmo. Sr. D. Mateo Múgica, Obis– po de Vitoria y Presidente de la Unión Misional del Clero, por la manera espléndida con que se ha dignado premiar nuestro humil– de trabajo, y, sobre todo, por la hermosa Carta de Presentación con que no sólo ha querido honrar este nuestro libro, sino que le ha prestado aquella autoridad que nosotros no hubiéramos podido darle. Nuestra gratitud, en segundo lugar, a los señores del Jurado calificador por la benevolencia con que ha juzgado nuestra Obra, disimulando sus defectos. Nuestro reconocimiento también al dig– nísimo Secretariado Naciana! de la U. M. del C. por el interés y gusto exquisito con que ha atendido a la impresión del Manual, no perdonando medio para que resultara magnífica y, al mismo tiempo, económica. Nuestro agradecimiento, finalmente, a todos aquellos qup han colaborado a la composición de este Manual con su trabajo, con sus consejos y observaciones, que agradecemos como se merece y que agradecerán igualmente todos aquellos que en este Manual vengan a beber las aguas saludables de esta hermosa ciencia. No podemos menos de hacer mención especial del P. M. Gusinde, S. V. D., célebrp etnólogo moderno de la Escuela etnológica dE' Viena, por su amable y valiosa colaboración en las cuestiones de Etnología. Rogamos al cielo, por intercesión dP los Santos Misioneros 'l Misionólogos, que suscite hombres pletóricos de ciencia mision,;l y de celo apostólico, para qw., lleven la luz del Evangelio a los que todavía viven en las tinieblas dP la herejía, del cisma v de la infi– delidad y se vea plenamente satisfecho aquel deseo ardiente de la santa Madre Iglesia cuando ruega a Dios, «ut omnes errantes ad unitatem Ecclesiae revocare, et infideles universos ad Evangel'.i lumen perducere digneris». Montehano y septiembre de 1932. LOS AUTORES.

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