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110 CATOLICID/1.D lll'~ LA IGLESIA de Dios es como el grano de mostaza que se desarrolla y crece; d) que debe ser simultánea y, por lo menos, moralmente pelpe– tua ( 4). Así podríamos definir en pocas palabras la catolicidad: Es una propiedad inherente de la Iglesia verdadera, en virtud de la cual, permaneciendo siempre una e indivisible y con prupius principios, se difunde por todo el mundo progresiva, moral y sinmltúneamente, de tal modo que se hace visible a todos. Advertimos, sin embargo, que algunos nu requieren la cato– licidad simultánea. Para merecer el título de católica bastaría estar difundida en alguna región, si consta que la misma en algún tiempo obtuvo grande difusión. Así escribe l\lelchor Cano, O.P.: ((Satis est Ecclesiam semel in totum mundum esse fusam, ut etiamn um ver e catholica dicatur. N empe cadem Ecclesia est, eandem fidem tenet, quam Apostoli in universa terra vulga– runt» (5). San Belarmino (6) y Diedro (7) sostienen que sería católica aunque ocupase una sola provincia en el mundo, con tal que fuere pasando sucesivamente de una parte a otra y se man– tuviese siempre idéntica a sí misma (8). El origen de la palabra catJliw, aplicada a la Iglesia de Cristo, se remonta al siglo II; la encontramos usada por San Ignacio mártir (t 107) (9) y después por los Padres y escritores escolús.:. ticos. Por la Escritura, por la Tradición, por la Historia podemos probar, con abundancia de testimonios (10), que la Iglesia de Jesucristo no sólo de derecho, sino también de hecho, ha sido, es y será moral y simultáneamente católica. Tanto desde los prime– ros siglos, en :;u estado naciente, como después, en los períodos de intensa floracil'rn, su universalidad es YÍsihlc y manifiesta. Supera en número y extensión a todas las demás religiones, sepa- (4) ZAl'f<LE!'iA, l. c. (;,> lJt Loe/,,; '1 ur Complctu.--;, t. 1, col. ((i) Ve Conciki.c; ,t 1857. LY, cap. ti. ad 1:~, apud I\11<.'\i '/'licn!uyatc Cui'SU<': 18(;:;_ 1, l\, ,·a¡J. \" ll, p. 1l·l-11:í. Upcra Onmia, Nea poli, \7) Citado por Belannino, i/Jid., p. lH. t8) l 1 ~l P. ZAI'ELl~!'-í,\ < ualiíica ~hí la tt1t.,js tlt> la c·atolicidacl: a) Catholieitas jurh: d facti rnoralis Pst c,•rlissirna; I>) Catholicitas moralis simultanea et perpetua t>st doctrina cormr:unis theologorum, pt ,-i<]etur moralifrr certa; Catholicitas per– petua, nu1n sit inte11igenda ,spnsu physico, an morali, difflculter· dPtPrtninatur. Vi<ietur sufficpre perpPtuitas mora/is. Cfr. o. c., p. 342. (9) Ad Srnyrn., n. 8, P. G., 5, 71'1. (10) Tanto en la ¡,arte híblica como Pn la patrística, hemos procurado demos– trar el universalismo de la Iglesia. c'lo creemos oportuno dptenernos a citar nue– vos testin1onios, los cuales fúciln1e·nte se pncuPntran tln los autores de Dogrnática, Puedf~Il gr., ZAPFT.ENA, º· c., p. !142-34(), \\,,. ILMF.HS, o. ('., p, ;.i40-fi7!'"i, H. MOOREAU, r.; M. o' ITEnmo,iy, o. c., t. II, thesis, XXI, p. fil-85.

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