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106 DE LA UNIDAD DE L.\ mLESIA pro Christi nomÍnt'. vin1s íncenderÍSD (16). San Ireneo compara la Iglesia al sol qup alumbra a todo el universo. «Sicut sol in universo mundo unus atque idem est, ita etiam vnitatis praedi– catio passim lucet, omnesque homines, qui ad veritatis agnitio– nem advenin· cupiunt, illustraL. c11m Ecclesia universa unam et Pamdern fidem habe;:lt in universo mundo), (17). Optato Mile– vitano claramente manifiesta la unidad del régimen monárquico como principio dP toda unidad eclesifistica. Cristo concedió a San Pedro la cátedra pontifical, ((in qua una cathedra unitas ah ornnibus servaretur, nr cetcri apostoli singulas sibi quisque clefen<lrrent ,ut jmn schismaticus et pcccator csset qui contra singulnrrm catbedram, :dteram collocaret... Vestrae cathedrae vos ('iaeretici) originem reddite, (llll vobis vultis sanctam Ecclesiam ,·indicaren (18). 137. Las misiones y la unidad de la Iglesia.--Contra la uni– dad de la fr se oponen los hcrrjes, y contra la unidad de régimen lo5 cismáticos. Por la historia dt> la Iglesia católica sabemos los males inmensos que las herejías y los~cismas han causado en el Cristianismo (19); la confusión, las dudas y el escepticismo que causan las divnsas y numnosas sectas dP protestantes y disidentes del Oriente (20). El Cristianismo así dividido es un obstáculo para la conversión de los infieles, un escándalo para el mundo cristiano y una rémora para el verdadero apostolado misionero de la Iglesin Romana, única verdadera (21). La Iglesia católica, nrnl l\fadre solícita, no ha Cf~sado de trabajar para extir– par las herejías, y los Pontífices Romanos han invitado y exhor– tado siempre a la unión con la verdadera Sede de Pedro (22). (10) Epist. líH, P. L., :.i:i, r;G;J. (17) Adv. llaers., 1, 10, P. G., 7, fi51. (18) De schisrnate Donatislarum atil'. l'crnanianum, lib. II, 2, P. L., 11. !)47-\)50. (lfl) Cfr. E~!ILIO HERll!AN, S. J., Storia dr-/la sf'parazione df'lla Ch.lesa greca dalla Chirsa Romana, en Inrnntrn ai Fratelli di Oriente, Roma, 1945, p. f)l-7•1; versión española, El Oriente Cristiano, 1\fadrid. HJ.17; GvGLIELMO DE VmEs, S. J., Cenni, storici sulla Ncstoriani e Jfonofisiti della Chiesa, ihíd., p. 75-87; VP!'S. española, ¡.;¡ Orirntc Cristiano, IL 57-05; ALBERTO M. A,IMANN, S. J., La Chirsa Rus.ea, ibíd., p. 89-104 VPrS. esp., El Oriente Crist., p. G7-77; Gll!SEPPE Sr.HWFH'1,, S. J., La Clriesa dal l!)J!J al 1!142, ibfd.. ¡,. 105-124; vers. esp., El Orirnte Crist., p. 79-92. (20) El P. ZAPELENA, en un apén(lkP, trap varias PstadístiC'as de las sectas protestantes y del Oriente cristiano, o. c., p. 423-428. (21) Sobre los tristes pfectos que causa la desunión, cfr. P. PAor o MANNA, I Fratf'lli separati e noi. Considcrazioni e tcstimonianze s1,lla riunione dei crts– tiani, p. :l5-1:l2, Roma, 1942. (22) Cfr. Grnnmo HoFMANN, S. J., I Papi riel mediocrn e l'unione del/e chiese oricntali colla Chiesa cattolica, en Incontrn ni Fratel/i sqmrati, p. 155-HlS; vera.