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PRÓLOGO DE LA PRIMERA EDICIÓN Es bien notorio a todos qrn) d movimiento misional extraordi– nario, rlPsarrollado Pll estos últimos tiPnipos, se dt>lw principalmen– te al impulso y dirección dP los seis postn•ros Pontífices que han ocupado la Cátedra de San I'edro. España, madre fl·nmda de misi01wros y misionólogos, secm1- dando los deseos de la Santa Sed(•, se ha alis1ado en las avanzadas de la Gran Cnizada Misio11ul Pll sus múltiplPs manifPslaci01ws dP Pstudio, organizal'ión, propaganda y cooperación 1wrsonal. Prueba,; evidentPs, entre otras rnlH'has, son la magna y hnmosa Exposición Misional de Barcelona, el cspl{·ndido Congreso Misio– nal y la memorable Semana d¡• rv'lisionología, CPl<·hrados <m la mis– ma ciudad. Sabido es qm: el principal factor y propulsor ch, toda acción misional delw ser el sacerdott·, en virtud de su nnsma or<knación y vocación; salta, por tanto, a la vista la necesidad de que tod,J aspirante al sacerdoeio cono;>ca a fo11do los problemas mu,·ionales y qne se prepare dnrantc su ('mTcra pura instruir a los fíeles en la obliaacirín qne todos tcr/f:mos de 1·001ierar a la Uedencíón de Je– sucristo. Mas, para cornpnmder y poseer debidamente la ciencia misio– nal, no hasta conkmplarla en un palacio de I<!xposición, ni cono– cerla sólo en narraciones históricas, más o menos verídicas, en elocuentes discursos y nuditas conferencias; es llf~/'l'Sario un estu– dio sistcmát,ico, ordenado, rnctóclico y científico, basado en princi– pios sólidos y en oriPntaciones cPrtr;ras; PS imprescindible dar una forma detPrminada y f)Specífiea a PSa eorrienü>, a esa pleamar mi– sional, y conducirla por los cauces más seguros. De aquí la nPcesidad dP que los aspirantes al sacerdocio, du– rante sus estudios, se informPn cü•ntífica y sólidamente Pn este ramo importante de la Teología católica, para lo cual no bastan los estudios ordinarios que se hacen en el curso de Teología; pues, si bien allí se encuentran las hases y fundamentos de la Misiología, se hallan aislados y sin trabazón, de manera que el alumno no µuede formarse una idea cabal, ni aproximada siquiera, de lo que t'S la Misionología. Para Psto l'.S necpsario formar con t·sos principios teológicos y con otros, sacados d(, la experiencia, una ciencia, una asignatura aparte, indPpendiente, para cuyo estudio, tanto el alum-
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