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PlU'.\iEHA PAI{TE. C'.\P. II. -ART. I. · § l1 77 ~\cerca Je! proselitismo d(' los cristianos de los primt>ros tiem– pos y d,, la propagación de la fe escribe en otra obra llamada .\'/roma/a: ((La doctrina de Jesucristo 110 qued{i reducida a sólo la Judea, como la Filosofía a (;recia; sino que se difundió por todo el orbe, entn, l0:1 y los húrlnrus, pur las ciudades y por las aldeas, entre toda clas,: de hombres y hasta entre los mis– mos filósofos, no pocos de los cuales habían abrazado la doctrina salvacloran (10). Esit• proselitismo de la Iglesia no tiene su expli– cación sino en la cret·ncia de que la n·clenciún era para todos, y de que todos, por cnnsiguiente, tienen 11t·cesidad de conocer la doc– trina de Jesucrist1,, cll' n·cibír el bautismo e ingresar Pn el seno ele la TglPsia. 93. 5) Orígenes.--Este f1·cundísirno t't,critor nacilJ t·n Ale– jandrü1, dt· Egiptll, hacia t·I 185. En t·l 212 hizu un ,;i:1j1· a Ruma para con un:; dt· ·:·1s¡¡ aqtwlla antiquísima Iglesia (11). Hablando ch- la necesidad y unin·rsalidad de la doctrina dt· Jesús, escribe: /11. ldam om111•s morimur atqu,· it,1 corrait orl,is il'rrar11111, et indi- ercctione, nt in Christo omnes vi1!ifíccmur (12). Contra Celso, prub;indo el t·frcto grandiosu y univt'rsal de la fe, dice: Sam ve/ ah inilio nemo non impedire cu11ah1s esl, quomin¡ts Jcsu Jvctrin,l /n/11111 orhem spargerctur, uges c¡¡_iusque actatis, o:ercit11u111 f>r11,•jati !'l duces, quicum,¡uc, ut 7•,•rlw diec1m, 11/iqua pntestak pra,•diti funnnt; praetcruu, qui in nrbibus auctoritate pullebanl, milites, populi. ]Tos om;1cs 'Vicit, qnippc 11u1ie doctrina I>t'i eral et natnra huju.srnodi, i¡uae nec impedíri posset et adversarios om.11,;s snperaret. Graecia~n om11t'm, maiorem barbararnm ge11tium partcm sub,•git innumeras1¡uc animas ad Dei cultum, quem doc1•– hat, aclscivit (13). Podernos decir que Jesús dominó toda la tierra, porq1w dP todas las naciones cuncurriú a .Él multitud de creyen– tes (14). Esta t~xpansiún d(•l cristianismo era debida no sólo a la t'ficacia dt• la doctrina en sí misma, sino t:imhién a la actividad misionera de los fiel<·s qu(• í rahajahan por la dilatación del reino dt· Cri,;to. ((Los cristiano,., - dice d maestro alejandrino- en nwnto depende dt· ellos, trahajnn por, xt('nder su doctrina por el universo entero. Para este fin, alg-unos st~ han tomado el trabajo (10) Strorn., I, c. c. XVIII, P. G., D, :1m1. (11) l•'. C.HRÉ, Patro/ogü· ,·t llistnin: dr la 'J'héologie, t. I, p. 185, Paris, 1938. (121 In Jcrnn. llmn. T'Ill, P. n., XI, 710 y slgs, (13) Contra Ce/s., I, 20, '2.7, l'. (~.. XI, 710 ~- s!gs. (11) In lib. Jcsu Xare. Hornil, XV, P. G., XII, 905.

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