BCCCAP00000000000000000000631
76 DOCTRINA l\HSIONOLOCHCA. PP. DE LOS SIGLOS II Y III diseminatam, diligentcr custodit, quasi unam domum inhabilirn et similiter crcdit iis, 'VÍdelicet quasi u.nam animam lzabcns, t'l nniun cor, et constantcr /za('C pracdicat, et docet, et tradit, quas1 nnitm possidens os. Nam t'lsi in mundo uclae disimiles sunt, sed tam1'11 ·virtus traditionis una et eadem est. Et nequc hae quae in r;ermania smit fnndatae ccclesiae aliter crcclunt, aui aliter tra– dnnt; ncque hae quae Hibcris sunt, neque hne qitae in Acgyp'to, neqiie hae quae in Lyhia neque hae quae hz medio mundi consti– /ufae; sed sien/ sol, crcat11rn Dei, in 1111i,•,·rso 1111111do 1111/ls l'f ídem est, sic et lumen, praedicatio vcritatis, ubique lncet, et illmninat omncs homincs, qui volunt ad cognitioncm 7,critatis c¡_1c11ire (7). 92. Clemente Alejandrino.--Tito Fhvin Clemente, oriund,1 de Atenas, nac:ió de una familia pagana hacia Pl 150. ne~;eoso de profundizar PI cristianismo, anduvo buscando buenos maestros cristianos en la Magna Gn'.C'ia (Italia), -"'iría, Palestin:i , Ef,'ipto, hasta qur se rncontró en Alejandría con el ilustre Pantrno, fun– dador de aqudla célebre Esc11t>la Catequi<;t;i, siendo prirnern su discípulo, luego colaborador y, desp11és de la muertp del maPstro, sucesor. Le cupo la gloria de tener por discípulo al grnn Orígent'S. El Pedagogo de Clemente es uno de los libros más intere– santes de prcl;1gogía cristiana. Comprendf, tres libros: el prinw– rn presenta al Verbo divino Encarnado como el maestro y educa– dor de las almas; en los otros dos se enumeran los vicios y defec– tos que los cristianos deben evitar y corregir. Jesucristo es rl divi– no y amantísimo Pedagogo que vino del cielo para instruir, pdu– car v moralizar a todos sin distinción. «f:l no arlmite diversa mornl ni diversa Pdncación espiritual humana entre homhrPs v mujeres. Todos y todas, niños ante Dios, dehen ac11dir a este {mico Maes– tro capaz de dirigirnos acertada v eficazmente al fin de nuestros destinos eternosn (8). Al fin de sus admirahles libros exclama: ((Oh, alumnos de la. divina Pedagoi:;ía ! ¡ Llenemos el rnmetido de la hdla prrsona de la Iglesia! Como infantes echémonos sohre el regazo dr tan buena MadrP; y, si somos cumplidores de sus enseñanzas, glorifiquemos la dichosa rconomía por la que el hom– hre resulta formado v P<iucado, y santificados los hijitos de Dios» (9). (7) Adver. haer., lib. I, cap. X, P. G., 7, 550,552. (8) Cfr. P . .Tost ZAMEZA, S. ,J., La Roma par¡ana y el Cristianismo. Los Márti· res del siqlo Il. p. •\Ofl, n,•ma-Madrirl, lfl·11. (9) Paedaqo_r¡us, lib. III, cap. XI, P. G., 8, 678.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz