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paganda Fide, añade: «Su jurisdicción está circunscrita a las regiones en donde, no habiéndose todavía constituído la sagrada jerarquía, subsiste aún el estado de misión. También están suje– tas a esta Congregación las regiones en las cuales, auncJlW esté organizada la jerarquía, lo está sólo de manera incipiente» (5). Así se llaman misiones extranjeras del Japón, de la China, de la India, etc. 3. Evolución del término.-Hasta el siglo XVI las expresio– nes más comunes para designar lo que hoy entendemos por misión extranjera eran: Propagación de la Fe, conversión de los infieles, predicación del Evangelio, catequesis del vulgo, labor de salvación de los infieles, peregrinaciones apostólicas, sagradas expediciones, etc. La Compañía de Jesús añadió a los tres votos el voto de las Misiones, y San Ignacio redactó las Constituciones sobre las Misiones. Francisco Cabral, S. J., usa la palabra mi– sión para designar una residencia o estación fija. En la bula Inscrutabili (1622) de Gregario XV, por la que se establecía la S. C. de Propaganda Fide, se encuentra la palabra en el sen– tido de empresa misionera. ,J. Extensión del término.-Hay dos op11110nes: l.ª Los pro– testantes y algunos católicos dicen que las misiones se extienden solamente a los no bautizados. 2.ª La mayoría de los autores las extienden a todos los hombres que están fuera de la Iglesia ca– tólica, apostólica, romaná; porque todos se deben reducir a la única Iglesia verdadera. 5. Tierra de misión.-Tampoco hay uniformidad en el con– cepto de tierra de misión. a) No se debe tomar sólo en el sentido de tierra de primitivos, de salvajes, de incivilizados. b) Tam– poco bajo un punto de vista geográfico, porque puede haber oscilaciones y cambios. c) Ni sólo los territorios que dependen de Propaganda Fide, pues hay otros muchos territorios de mi– siones dependientes de la S. C. Oriental y las del «Padroado» portugués. Por el contrario, hay algunos dependientes de Pro– paganda por razón de jurisdicción, y no se pueden llamar tierras de misión, v. gr.: Australia, la Abadía de San Mauricio en Suiza, etc. Tierra de misión, teológicamente hablando, es aquella en la (5) Can. 252, § 2. 8
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