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de la India, pasó a Malaca, a las Molucas y al Japón. Intentó penetrar en la China, pero en la isla de Sancián le sorprendió la muerte, en 1552. Es considerado como el más grande misio– nero de la Edad Moderna y declarado Patrono de las Misiones por el Papa Pío X. Otros misioneros jesuítas, carmelitas y capuchinos continua– ron trabajando en· la India ,y en Ceilán. 190. China.-San Francisco Javier no pudo realizar los de– seos de predicar en China, pero lo lograron sus hermanos en re– ligión los padres Melchor Núñez, Ruggieri, Sánchez, Cabra!, Ma– teo Ricci (1610) y otros misioneros eminentes que aumentaron los frutos apostólicos y culturales. Los mandarines y grandes literatos leían los libros publicados por los misioneros jesuítas en China. 191. Japón y Corea.-EI P. Torres y el H. Juan Fernández habían sido compañeros de San Francisco Javier y continuaron después de la salida del Santo del Japón. Recibieron luego re· fuerzos misioneros con la llegada de los PP. Barreto, Almeida, Gago, Coelho, Froís y Villela, Cabral y otros. El insigne misionero P. Valignaní, visitador de los jesuítas en el Japón, envió una embajada de nobles japoneses convertí· dos al catolicismo, los cuales fueron recibidos en Madrid por Felipe II y en Roma por Gregorio XIII, y posteriormente por Sixto V, que les concedió multitud de gracias para ellos y para sus paisanos. Los bonzos sugirieron al emperador Taiko-Sama la idea de que los misioneros, principalmente franciscanos, eran espías del rey de España. Se promovió entonces una violenta persecución y fueron crucificados en Nagasaki San Juan Bautis– ta y compañeros: seis franciscanos, tres jesuítas, diecisiete ter– ciarios de San Francisco. En persecuciones posteriores sufrie– ron el martirio los franciscanos Pedro de la Asunción y Juan de Santa Marta ( + 1616), Ricardo de Santa Ana ( + 1622), Apo– linar Franco ( + 1622), Antonio de San Buenaventura ( + 1628), Luis Sotelo ( + 1624). 192. La fe penetró en Corea por los miembros de la emba– jada coreana que iban a Pekín y trataban con los misioneros. En 1784 Ni-Seung-Houn fué bautizado con el nombre de Pedro; regresando a su patria, bautizó a sus compañeros e hizo propa- 76

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