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Y a la moral, a fin de ganarse la benevolencia de los indígenas. La «captatio benevolentiae» en el campo misionero tiene má– xima importancia. Por esto, se impone la adaptación en sus di– versos órdenes: lingüístico, pedagógico, artístico, litúrgico, ur– banístico, social, etc. El misionero, a ejemplo de San Pablo, debe hacerse todo para todos, a fin de qtie todos sean salvos (12). CAP. VL-TACTICA Y METODOS EN EL APOSTOLADO 157. Necesiclacl.-Para no hacer el apostolado inútil, anti– pático y quizás odioso, es necesaria mucha táctica en el ejer– cicio del ministerio. Los misioneros deben usar de los métodos más convenientes a los lugares y a las personas. Son necesarios los conocimientos de las religiones y de etnologia de los pueblos en que se trabaja, El misionero no debe destruir lo bueno. Su misión es cristianizar, elevar y santificar los materiales buenos o indiferentes que encuentre. 158. 1. 0 Táctica y métodos con los no cristianos.-Es ne– cesaria una metodología misionera ante el paganismo en gene– ral, pero también se han de considerar las culturas particulares de los pueblos. No es lo mismo tratar con algunas tribus primi– üvas e incultas que con gentes de elevada cultura. Hay regiones y tribus que no profesan una religión determinada; hay otras en las cuales existen religiones antiguas y de profunda raigam– bre. Por tanto, son necesarios métodos especiales para tratar Y evangelizar a los hindúes, a los budistas, a los lamaístas, bra– hamnistas, confucionistas, taoístas, shintoístas, musulmanes Y judíos. Que el misionero estudie en la historia los mejores mé– todos adoptados, que tome consejo de los experimentados Y que se sirva de las experiencias personales para hacer más fecundo su apostolado. 159. 2. 0 Táctica y métodos con los Hermanos separados.– Entre los herejes protestantes, los disidentes orientales, etc., que ya tienen conocimiento del cristianismo y quizá estén bautiza– dos válidamente, es necesario usar una táctica diferente. Se trata de convencer y atraer al redil. La penetración será directa (12) Cfr. P. MoNDREGANES, o. c., p. 369-371. 64