BCCCAP00000000000000000000630

excluirse. Pío XI dijo: «¿A qué otro fin tienden las m1s10nes, sino a que se implante y estabilice la Iglesia de Cristo en tan gran inmensidad de territorio?» (8). ¿Cuándo se puede decir que la lglesia está perfectamente organizada o plantada en un lugar? La S. C. de Propaganda Fide da este criterio: «Sólo entonces se puede decir que la Igle– sia está fundada en una región, cuando pueda allí regirse por sí misma, con iglesias propias, con clero nativo del lugar, con medios propios; en una palabra, cuando no dependa más que de sí misma» (9). 138. Condiciones para establecer la Iglesia.-Luego para que se establezca y organice la Iglesia en una región determinada es necesario el clero indígena en número, capacidad, competen– cia y distribución suficiente. Es necesaria la Jerarquía ecle– siástica indígena. Se requieren medios suficientes para su con– tinuación. No es necesario el apoyo positivo de la autoridad civil, pero se necesita, al menos, la tolerancia práctica para la predicación. Se necesita también un grado de cultura suficiente para las vocaciones, los medios económicos para iglesias, semi– narios, escuelas, culto, etc. En una palabra, que la Iglesia se baste a sí misma y pueda continuar viviendo sola con el clero indígena. 139. Fines secundarios e indireetos.-Las misiones tienen por fines primarios los tres antes indicados. Pero las misiones, realizando esos tres fines, también procuran la civilización y elevación del hombre en el orden individual, familiar y social. Son factores de civilización la ilustración de la inteligencia por medio del estudio, de la ciencia; la perfección de la volun– tad por la conformidad a las leyes y a las virtudes; la justa satisfacción de las humanas necesidades materiales; el estable– cimiento del orden familiar, social, urbanístico, etc. De aquí la necesidad de fomentar el trabajo, la agricultura, el comercio, la industria... Por esto, los misioneros han sido, y aún siguen siendo en muchos países del mundo, los medios de salvación eterna para las almas y los instrumentos de civilización para los pueblos. (8) Cfr. Rerum, Eccl. (9) Cfr. AAS. 1923, p. 371. 59

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz