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operarios son pocos (3). Es necesario fomentarlas, cuidarlas y aumentarlas. 94. Medios.~La oración constante para que el Dueño de la mies mande operarios a su viña (4). Las alocuciones, discur– sos, conferencias, sermones, pláticas, etc., misionales. Las fre– cuentes lecturas de revistas y libros de misiones. La formación de pequeñas bibliotecas misioneras en los Escolasticados, Cole– gios, Seminarios y Centros docentes. La formación de Círculos, Academias, Asociaciones misionales y cosas análogas. Los estudios científicos, los Cursillos, las Semanas y, sobre todo, las Cátedras permanentes de Misionología. 95. Conciencia misionera.-Se debe formar la conciencia mi– sionera, el ambiente misionero, el celo verdadero por las misio– nes y por la dilatación de la Iglesia en todos los centros ecle– siásticos y religiosos. 96. Formación de especialistas.-Además del espíritu y de la intención que debe ser común a todo sacerdote, se requiere especial formación en los profesores, propagandistas, directores, secretarios, y en todos los que se dedican a este campo especial de la actividad sacerdotal. CAP. III.-FORMACION DE MISIONEROS 97. Formando el ambiente, Dios suscitará las vocaciones para misioneros. Es necesario no ahogarlas al nacer, sino cul– tivarlas con esmero hasta llegar a formar un misionero sano, sabio y santo. 98. Misionero sano.-Para sobrellevar los arduos trabajos de las misiones es necesario que el enviado de Dios goce de buena salud física, a fin de que pueda desarrollar sus activi– dades. 99. Sabio.-Que esté bien preparado en las ciencias ecresiás– ticas y en los idiomas necesarios. Utilísima le será la especia– lización en el estudio de la Misionología en alguna cátedra. o (3) Matth., IX, 27. (4) lb., ~. 36. 45
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