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ocuparse de los no católicos que quizá se encuentren en sus respectivas Diócesis y fomentar el espíritu misionero y las obras de cooperación misionera. 89. 4) Clero secular.-Los sacerdotes, en virtud de su mis– ma dignidad, están llamados al apostolado sin restricciones. Es necesario que trabajen por extender el catolicismo dentro y fuera de la patria. 90. 5) Los Rcligiosos.-La multitud y variedad de Ordenes e Institutos religiosos, sean de vida contemplativa, activa o mix– ta, de hombres o de mujeres, ya se consideren en retaguardia ya en vanguardia, deben cooperar con todas sus fuerzas y me– dios, y en todos los órdenes, al crecimiento del Cuerpo Místico de Cristo. 91. Todos los fieles.-El deber misional se impone a todos; a los ricos y a los pobres, a los nobles y plebeyos, a los sacer– dotes, religiosos y seglares Todos estamos obligados por los vínculos de caridad, por la misma naturaleza de la Iglesia y por el deber de justicia a cooperar al bien común de la sociedad cristiana a la cual pertenecemos. 92. Espiritualidad misionera.-Seria conveniente orientar la vida cristiana de hoy hacia una espiritualidad misionera que debe brotar espontánea del amor a Cristo, a su Iglesia y a las almas. Nuestra espiritualidad no debe ser egoísta, sino univer– salista, católica, que se extienda a todo el mundo y a todos los pueblos y a todas las razas Si este es un deber de todo miembro del Cuerpo Místico de Cristo, con mayor motivo aún las almas consagradas a Dios, como los sacerdotes, los religiosos y las religiosas, deben cul– tivar en su vida de piedad, de culto, de retiro, de oración Y de mortificación la espiritualidad misionera. CAP. II.-VOCACIONES MISIONERAS 93. Necesidad.-Es evidente que péira formar el ejército mi– sionero se requieren vocaciones misioneras. Todavía hoy tienen aplicación las palabras de Jesús que la mies es mucha y los 44
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