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tiforme, adaptado a las circunstancias y a las personas, lleno de riqueza y de eficacia. Todas sus epístolas contienen admi– rable y abundante doctrina misionera (38). § IV.-OTRAS EPISTOLAS Y EL APOCALIPSIS 34. Otras Epístolas.-En las Cartas que escribieron otros Apóstoles se encuentran también cuestiones de Misionología, aunque no en tanta abundancia como en San Pablo. 35. Apocalipsis.~En el capítulo VII leemos que se da orden a los cuatro ángeles que vienen a destruir la tierra que no to– quen a los que están señalados en la frente, sin distinción de judíos o gentiles. Y después de contar los señalados de cada tribu, exclama el Viclepte: «Vi una gran multitud que ninguno podía contar de todas las naciones, y tribus, y pueblos, y len– guas, que estaban en pie ante el trono y delante del Cordero, cubiertos de blancas vestiduras y con palmas en sus manos. Y clamaban en alta voz diciendo: La salvación se debe a nuestro Dios, que está sentado en el solio, y al Cordero (39). Los vasa– llos de todos los siglos, y razas, y naciones, y lenguas, tributen honor y gloria sempiterna al Rey del Universo, Jesucristo, Re– dentor del género humano.» LECCION 6 CAP. II.-DOCTRINA l\lISIONOLOGICA EN LA TRADIClON SUMARIO : 26. La Tradición.-3'1. Doctrina misionológica de los SS. Padres y Doctores de la Iglesia.-38. Los Concilios.-39. Los Sumos Pontiflces.--40. La Liturgia. 36. La Tradición.-Además de la Biblia, se puede conside– rar como fuente doctrinal también la Tradición de la Iglesia, (38) Cfr. P. MONDREGANES, Manual de Misionología, p. 63-72. (39) Apoc., VII, 9 y s1gs. 23

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