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gica del pacto se confirma por toda la evolución histórica del pueblo israelita. c) En toda la literatura bíblica se encuentra con mayor o menor claridad el universalismo mesiánico. Basta– rán algunas indicaciones para demostrarlo (8). 17. Universalismo en algunos libros.~En el Génesis apare– ce ya claramente el universalismo, cuando Dios promete que la salvación de la humanidad se llevará a cabo por el Hijo de la Mujer. Pondré enemistades entre ti y la mujer... (Gen., III, 15). En la promesa y alianza con Abrahán: En ti serán benditas to– das las naciones de la tierra (Gen., XII, 3), todas las naciones de la tierra (Gen., XVIII, 18). En un descendiente tuyo serán benditas todas las naciones de la tierra (Gen., XXII, 18). Se re– nuevan después a Isaac (Gen., XXVI, 4), y a Jacob (Génesis, XXVIII, 14). En muchos pasajes se habla de un futuro Reden– tor, que nacerá de la descendencia de Abrahán. Aunque el pacto era particularista, sin embargo en la histo– ria del pueblo israelita no se excluía completamente a los pue– blos gentílicos. Hay algunos casos de atracción y de expansión. Ejemplos de atracción tenemos en Rahab (Josué, II, VI); en Rut moabita, que fué ascendiente de David (Rut); en la ora– ción de Salomón con ocasión de la dedicación del templo (III Reg., VIII, 7-24). Como ejemplo de expansión puede con– siderarse el período de dispersión, cuya razón explica Tobías: Bendecid al Señor, oh hijos de Israel, y alabadle en presencia de las naciones; pues por eso os ha esparcido entre las gentes que no le conocen, para que vosotros publiquéis sus maravillas. (Tob., XIII, 3-5). Hay muchos salmos que literal o típicamente son mesiáni– cos y nos presentan al Mesías bajo diversos aspectos, como sacerdote eterno, como dominador universal, como redentor y rey de- la humanidad, etc. El salterio es un libro eminente– mente misionero. Por ejemplo, en el II salmo: Ego hodie genui te... David presenta la universalidad del reino mesiánico. Véan– se los salmos XXI, XLVI, LXXI, LXV, etc. Jesucristo y los Apóstoles muchas veces hicieron referencia también a los sal– mos. San Pedro escribía: «Hacéis bien en atender a las palabras de los profetas, que son como una antorcha que luce en un lugar tenebroso, hasta que brille el día y nazca el lucero en vuestros (8) Cfr. P. MONDREGANES, Manual de Misionologia, p. 34-53. 14
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