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74 nn. P. pfo :--1.• DE :MoNnREGA!\'ES, º· F. M. CAP. ---- en el campo, dnrante la noche, en los intervalos <kl sue– ño, y a la mañnna, cuando despertéis; en nna pnlnhra, os acordar<;is siempre de ellos como si los tnvieseis de lante de vuestros ojos (3). Estn es la alianza qne hizo con su pueblo, la pragmútica divina que envía Dios a los hombres y determina los derechos, deberes y sanciones que los unen. "Con esta ley-dice el Eclesiástico-puso Dios sus ojos sobre los corazones de los hombres, para mostrarles la grandeza de sus ohras y qne alnhen su nombre, y glo– rifiquen sus maravillas. Y les añadió reglas de sabidu– ría para que por ellas ordenasen bien sus costumbres. Ley de Vida para ellos y ¡rnra sus hijos, a fin de que fueran eternamente f0Iices. Hizo con ellos pacto eterno y les mostró su justicia y sus juicios; y con sus pro– pios ojos vieron ellos la grandeza de su gloria, y sus oídos oyeron la ma iestad de su voz, y les dijo: Guardaos de toda iniqnidad" (4). La Ley mosaica con tenia tres clases de preceptos: morales, ceremoniales y judiciales, unos y otros obliga– torios. Empero cmmdo 11egó la plenitud de los tiempos y Dios envió a su Unigénito a] mundo, y asumió nuestra naturaleza, y se hizo hombre, y habitó entre nosotros, y nos redimió, derramando su preciosísima sangre, termi– naron los preceptos judiciales y ceremoniales; pero no así los morales, porque éstos no son otra cosa más que la misma Ley natural, confirmada y perfeccionada por el Redentor con ohras y palabras. Sus preceptos son de todo punto inmutables y eternos, traspasando los límites (3) lJP11f., VT. ó-!l. (4) Eccli., XVII, 7-lL
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