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48 DR. P. PÍO M.• DE MONDREGANÉS, O. F. M. CAP. ----- ción no es más que polvo; allí sacian todos sus deseos, tienen la posesión y el goce de todas las cosas apeteci– bles; no tienen ya que esperar ni desear nada, porque lo tienen todo y lo gozan todo en Dios; allí la única ocupación de los santos es contemplar la belleza infinita de Dios, amar su infinita bondad, gozar sus dulzuras inefables, ser inundados del torrente de sus placeres y estremecerse de gozo perpetuo y que no puede expre– sarse, en la posesión de su gloria y de todos los bienes que comparte con ellos. Ver, contemplar, amar y gozar del Señor, he aquí mi fin intrínseco, mi ocupación eterna, mi felicidad com– pleta; he aquí mi verdadera grandeza, mi soberana glo– ria, mi incomparable dicha, mi gozo sempiterno. ¡ Oh Dios mío! ¡ Qué bueno habéis sido con el hombre que le habéis elevado hasta Vos, para que se engolfe en Vos, se pierda en Vos, se una a Vos, viva de Vos! ¡ Cuán gran– de es tu poder; cuán dulce tu bondad; cuún atractiva tu belleza! ¿ Cuándo contemplaré tu divino rostro y es– taré contigo en tu gloria? ¡ Oh fuente de aguas vivas! ¿ Cuúndo gozaré las aguas de tu dulcedumbre, desde esta tierra desierta, intransitable y árida, para ver tu gloria y saciar mi sed en los torren les de tu misericordia'! ¿ Cuándo iré y apareceré en tu presencia'? ¿ Cuúndo oiré el eco de tu dulce voz que me diga: Ea, ven, amigo núo, entra en el gozo de tu Señor, entra en la casa de tu Dios, donde están todos los bienes sin mezcla de mal alguno, donde hallaré cuanto quisiere, seguridad suma, felicidad eterna'? ¡ Oh gozo sobre todo gozo! ¿ Cuándo en– traré en ti? ¿ Quién me dará alas como de paloma para volar a Vos? ¿ Quién disolverá los vínculos y ligaduras