BCCCAP00000000000000000000629

40 DR. P. PÍO M,ª DE MONDREGANES, O, F. M. CAP, de toda pena, de todo dolor. En ella no se experimenta el trabajo ni la fatiga, la tristeza, el temor ni la des– gracia. No hay penumbras ni ocasos, cansancios ni fas– tidios; nada que pueda desagradar al afortunado sujeto que la posee. 2.ª Se debe incluir todo bien deseable y apeteci– ble, capaz de saciar completamente al ser humano, cu– yas facultades, sumergidas e inundadas en un mar de placeres, se hallen saturadas de inefable gozo y alegría. 3.ª Es necesario que la posesión de estos bienes sea segura, permanente y estable, sin miedo alguno de per– derlos jamás. Allí no puede haber vicisitudes y cambios, novedades y sorpresas, solicitudes y cuidados. Tndo es tranquilidad, sosiego, reposo, gozo y alegría. Sin e:;;tas tres condiciones la felicidad perfecta no sería tal, su realización se convertiría en un sueño, una quimera, una ilusión. Ahora bien, amigo mío, ¿ te parece que serán capace-; las criaturas todas de reunir estas condiciones? ¿Hahrú algún bien creado que excluya todo mal, incluya lodo bien, con posesión segura, estable y permanente? Todo lo creado es transitorio, caduco y perecedero; todo ter– mina con la vida, todo acaba con la muerte. La vida del hombre no es más que un flujo y reflujo de ardientes deseos y falaces esperanzas, de gustos y desabrimiPntns, de decepciones y desengaños. Después de haber disfru– tado de cuantos bienes y placeres puede ofrecer el mun– do, dspués de haber apurado la copa del placer; después de haberlo visto to<lo, oído todo, palpado todo, gustado todo, el corazón humano queda todavía sediento de mñs, nunca dice: "Basta". Es necesario aumentar más, go– zar más, desear más, aspirar más. ¿Por ventura no lo

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz