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BUSCANDO LA FELICIDAD 37 --- --------- nen que ser objeto de nuestra felicidad; no hay medio; la disyuntiva, corno verás, es completa. 4. 0 En consecuencia de esto sólo tengo que probar– te dos asertos, a saber: a) Que los bienes creados, considerados en particu– lar o en conjunto, no pueden constituir nuestro término final, no pueden ser objeto de nuestra felicidad comple– ta y permanente. b) Que el Bien increado, infinito y eterno, Dios, es el único objeto necesario y szzficiente para nuestra feli– cidad. En Él lo encontraremos todo y sin Él nada nos bastará. Su posesión será nuestro gozo cumplido, nuestra fruición inefable y sempiterna. Como los dos puntos propuestos requieren una expli– cación un poco extensa no quiero molestarte más por hov. Si te ·agrada, lo haré en las cartas siguientes, con la brevedad que me sea posible. Si acaso no estás con– forme con alguna de las cosas arriba indicadas o deseas mavor explicación indícamclo con franqueza en la tuya próxima. Adiós. Te saluda tu afectísimo Fr. Pío.

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