BCCCAP00000000000000000000629
CAPÍTULO IV OBJETO DE LA FELICIDAD 1 Mi apreciable amigo: Creo que estarás ya plenamen– te convencido de que el corazón del hombre ha sido formado para la felicidad; que en nuestros deseos, en nuestros esfuerzos y trabajos buscamos, de una manera irresistible y necesaria, el placer y la dicha. Es una ley general que rige y gobierna, impulsa y atrae, a todo e] género humano. Esta tendencia e inclinación tan fuerte, tan perma– nente, tan universal hacia nuestra felicidad, ¿será una quimera? Eso que excita nuestras energías, que pone en movimiento los resortes de nuestra actividad, que nos causa un ardor febril, ¿ será una ilusión? Esa esperan– za, por la que vivimos y morimos, que nos sostiene en los rudos combates de la vida, que nos consuela en me– dio de las amarguras del dolor, ¿ será un sueño dorado, un ansia de platónicos amores, sin objeto y sin realidad? No, amigo mío, no; no se trata aquí de una necesidad ficticia, de una tendencia ilusoria, de un deseo vano; es la más consoladora de las realidades y la más segura de las esperanzas. Así nos lo enseña la revelación y la filosofía, la historia y la experiencia. 3
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz