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responderán: "Vamos en busca de la felicidad, anhela– mos el bienestar". Del rnunuo social pasa al intelectual, al científico, y pregunta qué buscan el astrónomo y malemático en sus 1ó1·mulas y cálculos, el artista en sus producciones geniales, el teólogo y filósofo en sus abstracciones y pro– fundas lucubrac10nes, el materialista en sus investiga– ciones y experiencias, todos los sabios y eruditos, y to– dos, unanimes, os dirán: "Buscamos la satisfacción, la perfección del entendimiento, nuestro bien, nuestra fe– licidad y la de los <lemas". Examina ahora el mundo moral, el mundo del cora– zón y de las pasiones. ¿Qué busca el ambicioso en sus aspiraciones de elevación y de gloria; el avaro sedien– to de oro y de riquezas; el sensual en sus placeres sen– sith-o::,; el perezoso en su inacción e indolencia; el ira– cundo en sus deseos vengativos; en mm palaLra, los -vi– eiusus en la satisfacción de sus pasiones! Gozar, ser fe– lices... Considera ese mundo moral bajo un aspecto más ele– vado y más digno, y pregunta a la virgen de lozana ju– ventud por qué consagra el blanco lirio de sus castos amores al esposo divino de las almas; y al monje y al cenobita por qué se retiran a la soledad, maceran su cuerpo con penitencias y austeridades; y al misionero que recorre los bosques y las selvas en busca del indio, predica el Evangelio y propaga la fe hasta los últimos confines del orbe; y al m{U'tir que ofrece su cuello al tirano y derrama su sangre y entrega su vida; y a los bienaventurados todos que trabajaron, se sacrificaron, refrenaron sus pasiones, cumplieron la ley y el deber. Todos a una voz clamarán: "Buscamos la felicidad, ca~

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