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BUSCA?s'"DO LA FELICIDAD 203 --------- sus auxilios, a nadie niega sus gracias, ni permitirá que el hombre sea tentado sobre su fuerza. Lo que se debe hacer es pedir con humildad e insis– tencia la gracia del Señor, vigorizar la voluntad con ac– tos contrarios; hacer firmes y eficaces propósitos, re– cibir con las mejores condiciones posibles el sacramen– to, seguir los consejos de un sabio y prudente confesor, poner, en una palabra, los medios que estén a nuestr') alcance. De esta manera, más tarde o más temprano, se llegará a cantar victoria. Por esto, benévolo lector, si caes una, dos, tres, mil veces, no desesperes, no te desanimes; levántate con prontitud, ve a lavarte en la sagrada piscina del sacra– nwnto, pide a Dios la perseverencia en el bien, renueva los buenos propósitos todos los días; y, si eres constan– te, vencerás con la gracia de Dios. El segundo escollo con que suele tropezar el propósi– to son las ocasiones próximas. Se llama ocasión próxima una circunstancia externa que, por su naturaleza y p.1r la fragilidad del que en ella se encuentra, le induce a pecar. Si comúnmente los hombres que en ella se colo– can cometen la culpa, será próxima; pero, si de ordina– rio no suelen caer, será sólo remota. Ahora bien, el verdadero propósito no sólo se propone la enmienda en general, sino que debe remover también las ocasiones próximas. El Espíritu Santo dij o que el que ama el pe– ligro perecerá en él (1). Por mucho que se proponga y se proteste contra el pecado, mientras no se evite la oca– sión nada se conseguirá. Si quieres que tu propósito sea firme y eficaz rompe con aquella amistad, deja esas lec~ (1) &cli., III, 27.

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