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18 DR. 1>, Pio M.ª DÉ MONDREGAN1::S, O. F. M. CAP, ----~---- do donde vivimos? ¿Has reflexionado sobre la multitud y variedad de los objetos que nos rodean por todas par– tes? ¿Has meditado sobre los fenómenos internos y ex– ternos que experimentamos a dia.cio? Pues bien; si refle– xionas un poco verás que todo cuanto está dentro y fue– ra de nosotros se mueve, se agita, nos agrada o de:sagra– da... Esto nos demuestra con evidencia que las cosas po– seen un estado dinámico, que tienen propiedades acU– vas, en virtud de las cuales obran según su naturaleza, tendiendo todas a sus fines particulares y couspiraudo a un fin común, al orden y armonía universal. En efecto, considera, en primer término, la naturale– za inanimada: cómo produce una cantidad de luz, de calor, de energía, que nos demuestran una actividad cós– mica asombrosa. ~ desde el astro rey que nos alumbra y vivifica con sus lunúnicos y benéficos rayos, hasta e1 LU– timo átomo que se oculta a la débil pupila del humb1e, todo se agita por un fin, por un bien para ellos descono– cido... Contempla, en segundo lugar, la gama inmensa de seres orgánicos que encierran el reino vegetal y anunal, y observarás que desde el gigantesco cedro del Líbanc y la secular encina de la Selva Negra hasta la diminuta hierba que recibe al amanecer las diamantinas gotas del rocío matutino; desde el león furioso que con sus rugi– dos causa espanto a los habitantes del bosque hasta el microscópico infusorio que se esconde bajo los tenues se– dimentos de materia en el preparado del laboratorio quj– mko, todos obran y se mueven, y ejercen sus operacio– nes vitales, tendiendo a un fin que no conocen, bu::.can– de un bien que no poseen. Reflexiona, en tercer lugar, sobre ti mismo y examina

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