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CAPÍTULO XII DEL PROPOSITO DE L1l ENilIIEND!1 l\Ii inolvidable amigo: No sé si recordarás que, al tra– tar de la naturaleza de la contrición, dijimn:') que mira a los males pasados, de los cuales el alma se arrepiente por haberlos cometido; y otra que se refiere a lo :futuro, proponiendo firmemente no volverlos a cometer. Le su– cede al pecador arrepentido algo semejante a un en– fermo que ha salido de su enfermedad. Este no sólo sien– te los dolores, sacrificios, gastos y daños ocasionados, sino que se propone y se esfuerza en evitar los peligros, las causas y las recaídas en su peligros!l enformedad, no sea que resulte definitivamente mortal. Intencionadamente omitimos allí el tratar este segun– do aspecto de la contrición, proponiendo hacerlo en lu– gar más oportuno, y he aquí, querido amigo, que, lle– gada esta oportunidad, voy a cumplir mi <leuda. El propósito de la enmienda no viene a ser otra cosa que la firme resolución de no pecar más en lo sucesivo, ayudados de la divina gracia. Esa firme resolución de la voluntad es tan neeel'!aria para conseguir el perdón como el arrepentimiento de los pecados cometidos. Jesús dijo al enfermo que hnbía

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