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CAPÍTULO Vl CONDICIONES NECESARI.4S PAIU LA CONFESION Mi carísimo y buen amigo: Gracias a Dios que llegó la tuya a mis manos. Aunque tarde, te acordaste de tu Padre, que piensa más en ti que tú en él. Me dices que deje las cosas abstractas y considera– ciones platónicas, de las cuales estás ya cansado y sacas poca utilidad. Vamos a la práctica. Precisamente, amigo querido, es lo que yo deseo, lo que vengo buscando. Me pides justamente lo que yo quiero que me pidas. Vamos, pues, al modo práctico de realizar la confesión. Antes de nada quiero advertirte que debes evitar dos extremos: el primero, creer que Dios perdona sin con– dición ninguna, sin exigir nada de los penitentes. Esto es de todo punto imposible. El segundo, suponer que exige demasiado, requisitos muy difíciles, condiciones imposibles de cumplir. Nada de eso. La cosa es más fácil de lo que tú crees. 1\Ie torno, pues, la molestia de explicarte brevemente, una por una, las condiciones ne– cesarias para que puedas hacer una buena confesión. Tres cosas son necesarias por parte del penitente para recibir con dignidad este sacramento de reconci– liación, a saber: contrición, confesión y satisfacción. Mas como en la contrición forzosamente se incluye el conocimiento y recuerdo de los pecados y el propósito 11