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BtJSCANDO LA FELlCIDAD 157 2.ª Muchos se confiesan y no son de los mejores: no consiste en confesarse mucho y en rezar muchas ora– ciones ... En verdad que hay gentes que nada adelantan y no mejoran su conducta con la frecuente confesión; pero será, sin duda, porque se dejan llevar de la rutina, no lo verifican con rectitud de intención, no con la de– bida preparación. No consiste la santidad y virtud en·· hacer mucho, sino en hacerlo bien. No es deficiencia del sacramento, sino del recipiente que no lo hace como Dios manda y la conciencia exige. Es necesario observar el modo en las cosas más santas para que no sea en detrimento del espíritu. No consiste en comer mucho y con excesiva frecuencia, sino con moderación y prudencia para que el organismo pueda asimilarse el alimento. La medicina, para curar al enfermo, ha de propinarse en la dosis y forma que exige al paciente. No te fíes, pues, de las apariencias ni de la exterioridad; tú obra siempre con pura intención, con deseos de complacer a Dios y san– tificar tu alma, con deseos de aprovechar en el camino de la perfección espiritual, y verás cómo este santo ejer– cicio te aprovecha. 3.ª Otros cándidamente dicen: Yo no hago nada malo; no robo, ni mato, ni hago mal a nadie: cumplo con mis deberes, soy buen cristiano ... Estos tales, o son sobradamente maliciosos, o ignorantes. El Apóstol San Juan escribe: "Si decimos que no te– nemos pecados nos engañamos a nosotros mismos, no decimos la verdad" (1). ¡ Cuántas faltas cometen todos (1) I Joann., I, 8.

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