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BUSCANDO l,A FELICIDAD 9 ------- -Para remedio ele mis males he estado mezclado en algunos negocios poco limpios y rodeado de malas com– pañías, que me han pervertido casi por completo. Aho– ra gozo ele poca salud y estoy lleno de inquietudes, re– mordimientos y decepciones ... -Díme, ¿qué educación te dieron tus padres antes de salir de la casa paterna? -¡Ah! Mis padres eran buenos cristianos, me ense– /Íaron a rezar, me hicieron ir a la escuela católira, donde aprendí PI catecismo y las cosas elementales ele la reli– gión. Recuerdo todavía cuando mi cristiana madre me hacia rezar por las noches a la Virgen Inmaculada y me llevaba algllna vez, en compaííía de zm hermanito me– nor, a la "Bien Aparecida", Patrona de la Montaña, a la cual no me he olvidado de rezar alguna que otra vez, aunque, Padre, ya puede suponer cómo serían esas ora– ciones en medio ele mis orgías. -Por lo que veo no eres ateo, ni incrédulo, ni masón, sino más bien indiferente y abandonado en las prácti– cas religiosas. ¿No es así? -Asi es, Padre; yo no soy completamente ateo ni tampoco anticlerical; lo únh:o que tengo es mucha igno– rancia reliqiosa, muchas eludas y, sobre todo, me domi– nan las pasiones por las malas costumbres adquiridas en mi vida licenciosa. Prácticamente vivo como si nada cre– yera. -Ten buen ánimo, amigo mío, que tu situación no es del todo desesperada; tus males tienen remPdio todavía; la VirgPn, a quien te enseñaba a rezar tu buena madre, te ha ele atraer al buen camino. -¡,:1h, Padre! ¡Cuántas veces desde este lugar ameno he mirado al estrellado cielo y exclamado con dolor: "Tú

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