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nuestra gratitud hada Dios en el comunicar a nuestros hermanos la fe que nosotros hemos recib1do ,, (1 3 ). En la Alocución a los Directores de las PP.OO.MM. en 1944 dioe: « Nada hace a la Iglesia tan Familiar en medio del pueblo, cuanto su acción caritativa en favor de las mi:siiones » ( 14 ). Otros muchos testimonios se podrían añadir para demonstrar la imi~tencia de Pío XII en el cumplimiento de este deber misionero que incumbe a todos los miembros del Cuerpo Mísbi,co de C11isto cooperando todos según sus iposici6n y sus fuerzas. 2. Obispos. - En la ma,gnífica encíclka Fidei donum claramente exhorta a los Obispos al cumplimi,ento c1el deber mi:sionero. Unidos con un vínculo m,í~ estrecho a C11isto y a su Vicario, vosotros, Venernbles Hermanos, t:endr{>is una rnsa muy cara de tomar en esipíritu de caridad vuestra part,e en la solicitud de toda la Iglesia que pesa sobre nuestras espaldas (1 5 ). Vosotros, estimulados por la caridad de Cri5to ( 61 ) estaréis contentos en 6-entfr con Nos a fondo •el imperioso deber de propagar el Evangelio y de fundar la Iglesia en el mundo entero. Estareis contentos de difunclir entre vuestro clero y vuestro 1pueblo un espíritu de oración y de mutua ayuda amplio en las dimensiones del Corazón de Cristo... Sin duda al wlo P,edro y Mis sucesores, los "R nmanos Pontífices, Jesús confió 1a totalidad de su grey: Apacienta mi, corderos, apacienta mis oveias (1 7 ). P,ero si el Ohispo es pastor solo de una porción de la grey conffada a sus cuidados, ·m cualidad de legitimo suoesor de los A-pósto-– les por insti-tución divina lo ha0e solidariamente responsable die la misión de Cric.to ,a sus Apóstoles. Sicut misit me Pater, et ego mitto vos (1 8 ). Esta mis.ión que debe abrazar a todas las naciones y a todos los tiempos (1 9 ) no cesó a la muerte de los Apóstoles; ella continúa en la persona de todos los obis1pos en comunión con el Vicario de Cristo Jesús. En e1Ios que son por exceiencia los enviados y misioneros del Señor reside en su plenitud la dignidad del apostolado que es la pri– mera en la Iglesia, como atestigua Santo Tomás ( 2 º). De sus corazones es,te fuego apü:Jtóli,co, traído por Jesús a la ti•erra debe comunicarse al corazón die todos nuestros hijos y suscitar nuevos ardores por la acción misionera de la Iglesia en el mundo ,., (2 1 ). (13) AAS., 1957, t. 49, pág. 225-226. (14) AAS., 1944, t. 36, pág. 211. (15) II Cor. II, 28. (16) lb., V, 4. (17) Joan., XX, 16-18. (18) lb., 21. (19) Mt., XXVIII, 19-20. (2º) Expositio in Ep. ad Rom. c. I, lec. I. (21) AAS., 1957, t. 49, pág. 236-237.

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