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espada y el arbitrio del egoísmo, sino por las normas de la justicia y de recíproca equidad » ( 8 ). Pío XII se dirigía al ,repre:,enta,nte de la India y decía: « Obede– ciendo al V;icario lle Cristo .. que abraza a todos los pueblos con un mi&mo afecto, nuestros hijos de la India no tendrán un fin más noble y una glo– ria mas grande que la de ,servir y por su servicio preparar para el noble pueblo, al cual pertenecen, el camino que les conduzca hacía la prospe– ridad, la paz y el bienestar" ( 9 ) •. Al diplom,ítico de Indonesia acreditado ante la Santa Sede decía en I 950: « Nos estamos seguros que las hijos de la Iglesia que trabajan en Indonesia no cederán a ninguno en la ambición de servir a su IMÍ3 y sus compatriotas con una dedición desinteresada en el campo ele la educación de la caridad y de los deberes ciudadanos. Es ese su deber como mi,embrn, de la gran fami– lia humana y de la Iglesia » (1°). Deberes misionales de todos. Como miembros de un mismo Cuerpo Mfatico estamos oblig:ulos tocl()s a coope;·ar al bien común del mismo según la función qnc a cada uno ,le corresponda. I. Los fieles. - Pío XII en muchas ocasiones recuerda el deber de todos los fieles -de trabajar por la extensión del reino de Cri3to. En la Encíclica Excunte saecufo dice: « A todm los que :, a gozan de los bene– ficios de la redención, Cristo nuestro Señor confía la obligación de hacer parricúpantes de los mismos beneficios a todos los hermanos que estún privados de esta gracia » ( 11 ). En la Evangelii Praecones afirma: « La Santa Iglesia, madre amo– rosísima, llama a la unión a todos sus hijos esparcidos por todas las partes del mundo, que procuren, según la posibilidad, de colaborar con los heraldos del Evangelio por mcidio ele la oración, de las linwmas y d!e!l ,a!llxi~Iiio 1prest:1adlo a !las rvooacio1rnes. Ma,te,r,namenrte ,lJes exhovta a reves– tirse de entrañas de misericordia, a ser todos misioneros, si no de hecho, a lo menos, espiritualmente » (1 2 ). En la Fide donum, dcspur'.·, ck: haber l1ablado del don de la fe añade: " Qué cosa ofreceremos al Señor en cambio de este don divino, ademá's del obsequio mental, n Ué',tro celo por difundir entre los hO'l11- hres el ,esplendor ,de la ver,bd divina? El e,píritu misionero animado por el fuego de ,la canidad es en algún modo la primera respuesta de 6 (B) AAS., 1946, t. 32, pág. 10. ( 9 ) AAS., 1949, t. 41, pág. 368. (10) AAS., 1950, t. 42, pág. 442. (11) AAS., 1940, t. 32, pág. 259. (12) AAS., 1951, t. 43, pág. 528.

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