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RELIEVES MISIONEROS l. Santos y Beatos. Pío XII fué un Papa de profunda piedad que se manifestaba externamenbe en la oración y en los actos de culto que ejercía con tanto recogimiento, sirviendo de edificación a los asistentes. Con sus ,ejemplos y sus palabras excitaba siempre a la vida cristiana y religiosa. Manifestó la samidad de la Iglesia en su vida y en sus obras. Elevó a los honores de los altares a muchos siervos de Dios para que sirvie– ran de modelo y de estímulo a todo el mundo. Entre las ,canonizaciones y beatificaciones, que tienen m,ís relaóón con las misiones, recordamos al B. Justino de Jacobis (1939), a S. Francisca Javier Cabrini (19·:l:6), a los BB. Fogoll, Grassi y 26 compañeros mártires en China (1946), a D. Juan Britto, misionero en la India (1947), a B. María Javouhey mi– sionera en Africa (1950), a B. A,lberico Cresciitelli, mártir de P.I.M.E. (1951), a los BB. José Sanjmjio, Melchor Sampedro con 23 mártfres del Tonkín (1951), a la B. l\faría Asunción Pallotta, misionaria franciscana en China (195'1), a B. Juan Martín Moye misionero en China (1954), a S. Pedro Luis Chane!, mártir en Oceanía (1954), a los BB. Ignacio Magiin, Pablo Denn, Pedro Tohou, Ana vVang y 52 compañeros chi– nos (1955). Esta es una propaganda eficaz que esvinw b a los misioneros y a los fieles a dar su vida por la fe. « La sangre de cristianos es una semil– la » (1). « Cuanto más nos cortáis, mas nos multiplicamos » ( 2 ). Los Santos y Beatos, además de ser modelos de heroísmos, son también inter– cesores ante Dios por las naciones que lavaron con su sangre. Diplomacia misionera. Pío XII por carrera, por sus dotes personales y ,por sus actuaócmes, es considerado como un gran Pontífice diplomá– tico. Con fina táctica supo ganarne la benevolencia de los pobres y de los ricos, de los humildes y de los nobles, de los católicos y no católicos. Por su autoridad moral, por su cultura, por su domi,nio sobre Jas len– guas, las ciencias y las artes, se imponía a todos los que le visitaban y le aproximaban. Durante la tremenda guerra trabajó lo indecible con unos y con otros para defender los derechos humanos y establecer la paz sobre la sólidas bases de la justicia y del derecho. Libró a muchos judíos, injus– tamente perseguidos, de la muerte. Sin distinción de religión, de raza, ni de colores, ni de continentes, acogía a todos con paterno afecto, de– seando y procurando el bi,enestar ele toda la familia humana. Puso ( 1 ) Apolog., 50, P. L., I, 6:l3. (2) Ibid. 3

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