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nales. Benedkto XV le nombró Nuncío de Baviera y le consagró Arzo– bispo de la Sede titular de Sardi el 13 de mayo de 1917. Luego fué a "Mónaco de Baviera para desarrollar allí la actividad diplrnrnítica. Durante la guerra visitó los campos de prisiones, y, después de la derrota alemana, ayudó en la medida de sus fuerzas a la población con las obras de celo y de ,tsi,stencia caritativa. El 1920 fué nombrado primer Nuncio ante el Reich en Berlín, mant,eniendo también la Nunciatura de Mónaco hasta el 1925. Uno tle los cuidados 1principales fué preparar las bases de un Concordato que debía establecer las relaciones entre la Santa Sede y el Estado Alemán. Nombrado Cardenal po1 Pío XI el 16 de diciembre de 1929 sucedió al Carel. Gasparri como Secretario de Estado, colaborando con el gran Pontífüce durante nueve años. Pío XI Ie envió Legado al Congreso Euca– rístico de Buenos Aires 193'1; al de Buclapest en 1938; a las fiestas de Lourides 1935; y a las de Li,ieux 1937 y cumplió siempre con decoro y brillantez otras importantes misiones. Abierto ,el Condav,e el I ele marzo de 1939 Iué elegido Papa al día siguiente y eligió el nombre ele Pío XII, siendo coronado el 12 de marzo en la Logia externa de la Basílica ele S. Pedro en Vaticano, ante una multitud inmensa que le aclamaba como digno sucesor de S. Pedro y Vicario de Cristo en la tierra. Bajo cualquier aspecto que se le consider,e podemos afirmar que fué un Papa ,extraordinario, que ganó la admiración, las simpatías y el respeto de todo el mundo. Qui1ú ning-t'm Pontífire dirigió al mundo tantos discursos y recibió tantas audiencias. En toda su doctrina y apos– tolado se ven las ansias de un Padre que cuida solícito de sus ovejas y procura atraer las que todavía no están en el redil. El día 9 de octubre todo el mundo se vestía de luto universal por la defunción del Pontífice amado. Su cadáver fué trasladado triunfalmente d,e Castelganclolfo a la Basílica de S. Pedro. La manifestación fúnebre fué imponente y nunca vista en la vida de los Papas. Expuesto a la piadosa veneración de los fieles ,en el templo mJs grande deil mundo era un plebescito de devo– ción, admiración y de oraciones del mundo católico que le amó siempre como Padre universal, Pastor Angélico, eminente Pontífice. Pedimos a Dios que en tiempo no lejano sus ,mcesores le eleven a la gloria del Bernini, para venerarle como i,ntercesor en el ci,elo. La actividad de Pío XII fué multiforme. Dejando ahora fas múlti– ples facetas de esta figura colosal, nos restringimos solamente a mani– festar algunos de sus relieves misioneros que se contienen en sus escritos y alocuciones. 2

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