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el Evangelo a toda criatura y de plantar Ia Iglesia en todas partes. Si en el pasado alguno abusó de .-,us poderes no fué por mandado o consejo de la Iglesia la cual siem,pre se opuso a ,esas coróentes. Por tanto, ningún nacionali•smo ni ·colonia1'ismo puede justamente rechazar a los misioneros como peligrosos contra la propia nación, ni como mensajeros palítiicos, ni como dominadores temporales. La reli– gión cPistiana no es extranjera en ni,nguna 1parte. En un discurso de 19H indica el modo ele obrar de los misioneros los ,cuales no tienen el ofiaio de plantar la civilización específiicarnernte europea en las tierras de misión, sino de hacer que aquellos pueblos, que se enorgullecen de culturas mi!enar.ia5, se preparen para acoger y asiimi– larse los elementos de la vida y de las costumbres cristianos que fáól y naturalmente conruerd,a con toda sana civilizaición. Los ·católicos indí– genas cl:eben ser verdaderamente miembros de la familia d,e Dios y ciu– dadanos de •su reíno, sin dejar de permanecer ciudadanos de su patria tePrena. El trabajo mi,,ionero ,tiene por fin dar ,a las misiones de i:nstitu– ción no extranjera, SÍ'no prnpia del país ... de aquí el princi'pio que la índole, las tradiciones y fas costumbres nativas deben permanecer in– violadas, en cuanto son conailiables ,con '1a ley d•ivina » ( 41 ). Recomienda a los misioneros que aprencbn las lenguas pr,inciJpalment:Je las que serán necesarias en el lugar dande ev:mgelken. Al:t ::a también los progresos del arte sarna indígena. Igualmente alaba los p<ogresos hechos en campo musical y en fa adaptación de las melodías indígena,s a la piedad y a la liturgia » ( 42 ). El clero local. - Uno de ,los prrob!1emas mi51ioneros más impootaJ11Jtes es la formación del dero local o ,indígena. Es daro que en una región no se puede plantar la Iglesia de modo estable y permanente, si no tiene un clero naüvo del lugar sufióente en número y capacidad. Pío XII en una Exhortación al clero indígena e!ll 1948 decía: « Las misio!lles católicas, gracias al esfuerzo vigoroso y prolongado de los Apóstoles de Cristo, han llegado ya en nume1 osos territorios a un feliz desarrollo y se encuentran ya cercanas al alca.nce del fin que les es propio: establecer sólidamente la Iglesia en nuevas tienas, en modo que ella sea capaz habiendo echado profundas raíces de vivir ,en modo autónomo, sin el auxilio de sacerdotes extranjero3... Sed, pues, amadísimos hijos, vosotTos que est.íis dispernos por todas las regiones del mundo, el espléndido testimonio de que la Iglesia es una y universal » ( 43 ). (41) AAS., 1944, t. 36, pág. 210. (4 2) Musicae Sacrae, AAS., 1956, 22-23, t. 48, pág. 22-23. (4ª) AAS., 1948, t. 40, pág. 374-376.

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