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Pertence a vosotros ,en '.primer lugar desarrollar en vuestros nieles, como decíamos una condición de eS1píritu y una amplitud de ánimo que les hagan más sensibles a la,, ,preocupaciones univers,ales de la Iglesia y más aptos para comprender la llamada del Señor que resuena de tiempo en tiempo: Deja tu país, tu familia y la ca,;a de tu padre y ve,t~ al país que yo te mostraré (" 2 ). 3. Sacerdotes. --- El deber misionero de los t5acerdotes se demuestra claramente en el siguiente texto de la encíclica Saeculo exeunte: « Es deber de los sacerdotes difundir entre los fieles el conocimiento de las cosas misioneras y encender en las alma'S el fuego del apostolado. Como ya decía Pío XI, Nuestro Predecesor, de feliz memoria, no debe haber un solo sacerdote que no se sienta inflamado de amor por las misiones... Deseamos además que en lo,s seminarioo se insüuya con soliicitmcl y se– riiedad a los candidau0s ,al sacerdocio sobre las cosas misioneras. Est,e conocimiento puede grandemente ayudar a la formación sacerdotal y ella será muy vantajos:t a cada ,s,eminarista cualquiera que s,ea el cargo pastoral que m,ís ,tarde se l,e ,confiara » ( 23 ). En otrais ocasiones habló de la Unión J\lisional del Clero. En Evan– gelii Praecones dice: « fo,sístimos a ün que h U.1\1. del Clero se difun– da siempre más y propague el sentido y el deber misionero entre sacer– dotes y fiel,es » (" 4 ). En el discurso de los Directores de las PP.OO.MM. de 1952 añade: « La Unión MiLS1ional del Clero, inspirando a los sacer– dotes un deseo más ardiente d,e la ,ext,ensiún del 11e1no de Dios, contri– buirá a desarrollar en todos los fie1,es el spíri'tu de oración y sanificio por ,la;, misiones sin d cual la Iglesia no puede florecer y exten– derse " (25). Vocaciones misioneras. -- Se ayuda a las micsiones con las oracione;, con los ,sacrificios, con las limosnas, o:m el estudio, con la propaganda ...,ral y esar1ta y de otros muchoo modos directos o indürectos. Pero unl de los medios má:s n:eaesariios y urgent,es es ,el aumento del personal misionero. Después de veint,e .,iglos podemos decir con Jesús: « La mies es mucha, pero los operarios ,son pocos » (" 6 ). Es necesario orar y tra– bajar pam que el Señor envie más opemrfos idoneos para los ministerios sagrados. En la Saeculo exeunte dice: « Rogad al Padrón de la mies para que el bernignisímo Sefior se digne suscitar muchas vocaciones mi- 8 (22) Gen., XII, l.; AAS., t. 49, pág. 243. (23) AAS., t. 32, pág. 253-254. (24) AAS., 1951, t. 43, pág. 525. (2 5 ) AAS., 1952, t. 44, pág. 426. (2 6) Mt., IX, 37.

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